La desconfianza del pueblo marroquí hacia las elecciones legislativas de este viernes se sintió desde primera hora de la mañana en los colegios electorales, a donde llegaban los electores a cuentagotas. Según el ministerio del Interior, a medio día, había votado sólo un 10% del electorado.

Una imagen muy desalentadora comparada con las legislativas del 2011, en las que llegaron a producirse colas de votantes. Era, entonces, otro contexto, el de un proceso de “primaveras árabes”, que logró dinamizar la vida política de Marruecos y dio la victoria, por vez primera en la historia del país magrebí, a los islamistas del PJD, encabezados por su secretario general, Abdelilá Benkirán.

Las promesas sobre las reformas económicas y sociales calaron en el sector más vulnerable de la población y este viernes esto era lo que se juzgaban en las urnas: ¿Fraguaron o no esos cambios con un gobierno islamista?. “Yo he sentido ese cambio en nuestra clase social media baja. Sigue siendo un signo de esperanza y por ello voy a volver a votar al PJD”, afirmó Hadiya Skalli.

Su centro de votos se situaba en uno de los feudos islamistas, en el barrio de Takadoum de la capital rabatí en donde emergió una militancia humilde, adherida al movimiento 20F, que exigía a los poderes reales del país mayores cotas de dignidad. “Esta es mi hija. Ha venido de Francia, donde vive con su marido, para ejercer su voto en favor del PJD”, añadió la votante.

Les rodeaban mesas, cuyas esquinas parecían mordidas, de un aula de un colegio de primaria, muy desangelada no sólo por el precario estado del mobiliario, también por su paredes, envueltas en pintadas de los alumnos que proyectaban un abandono atroz. Los electores simpatizantes del islam político aparecían a cada momento en los colegios electorales y de vez en cuando lo hacían votantes de su principal rival, el partido de los modernistas y próximos a Palacio (PAM) y otros también de oposición a los islamistas, el nacionalista Istiqlal.

DINERO Y BOCADILLOS

“Voy a votar al Istiklal como siempre hice. ¿Sabe lo que hace el PJD? Jugar con las referencias religiosas para adherirse a votantes, pero realmente no está haciendo nada de nada”, explicó otra ciudadana a este diario. Sin lugar a dudas, los favoritos son los islamistas a pesar de la campaña de descrédito que han vivido durante las últimas semanas por parte de un sector del sistema que apoya al PAM y que incluso ha recurrido a cuestiones privadas para desgastarlos. Así, se han difundido informaciones sobre casos de adulterio en miembros del Movimiento de Unidad y Reforma (MUR) -el brazo ideológico del PJD- pero en lugar de desprestigiarles, les ha victimizado.

Igualmente, se han levantado muchas sospechas sobre el presumible electorado real de la formación de los modernistas que ha estado acudiendo a los mítines con un bocadillo bajo un brazo y diez euros en el bolsillo. Este diario ha recogido testimonios de simpatizantes que han reconocido recibir ventajas económicas a cambio de votar en favor del PAM.