Todo estaba listo ayer para que 19.000 personas abarrotaran durante la madrugada en España un polideportivo en Tulsa (Oklahoma) para escuchar a Trump en el que será su primer mitin de campaña desde que el coronavirus paralizara los grandes eventos en marzo. El mitin llega en pleno repunte de la epidemia y después de que el presidente ignorara las súplicas de las autoridades sanitarias locales para posponerlo. Tampoco prosperó la demanda judicial presentada por algunas entidades de la ciudad para impedir el mitin.

La campaña de Trump anunció que repartirá mascarillas y geles desinfectantes, aunque el uso de la protección facial no es obligatorio, y el presidente ya dijo que no se la pondría. También se retiró el toque de queda invocado inicialmente por el alcalde para prevenir incidentes entre los simpatizantes de Trump y las contramanifestaciones planeadas, una decisión adoptada a instancias del Servicio Secreto.