"No habrá compromiso, acuerdo, con el Reino Unido en detrimento de la Unión Europea y del mercado único. Este mercado único es un ecosistema completo de derechos sociales, medioambientales, industriales con una jurisdicción, supervisión y regulación común. No vamos a sacrificar el futuro por el presente", ha avisado este lunes el negociador jefe de la UE para el brexit, Michel Barnier, en la radio francesa Franceinter en vísperas del inicio este martes en la capital británica de la octava ronda de negociaciones. Una ronda que llega precedida de mucha incertidumbre y noticias preocupantes sobre la posible intención de Londres de renegar de algunas parte del acuerdo de divorcio negociado y firmado.

Según el Financial Times, el Gobierno de Boris Johnson planea adoptar una nueva ley que anularía partes clave del acuerdo de divorcio en áreas tan importantes como las ayudas de Estado y el protocolo sobre Irlanda del norte, diseñado para evitar el regreso de una frontera dura a la isla. "Es un artículo de prensa. Lo que me importa es lo que diga y haga el primer ministro (Boris Johnson) y el Gobierno británico", se ha limitado a señalar Barnier recordando la importancia capital del protocolo irlandés para el mantenimiento de los acuerdos de paz en la isla, evitar el regreso de una frontera dura a la isla y mantener la integridad del mercado interior.

"Todas las mercancías que llegarán de Gran Bretaña a Irlanda del norte entrarán en Francia y en el mercado único (…) Es una precondición para la confianza entre nosotros. Todo lo que se ha firmado en el pasado tiene que ser respetado" pero "interrogaré a mi homologo sobre las intenciones del Gobierno británico”, ha respondido sobre una legislación que podría hacer saltar por los aires, según el FT, unas negociaciones que entran esta semana en una semana clave.

La cuestión es que dado que Irlanda del Norte -siempre que haya acuerdo- seguirá siendo de facto parte de este mercado interior, a partir de 2021 estará sujeto a las reglas sobre ayudas de estado europeas lo que significa que el Gobierno británico no podrá subsidiar a empresas del territorio para evitar distorsiones de la competencia con las empresas del sur de la isla.

Preocupación en Bruselas

La preocupación en Bruselas sobre la posibilidad de que Londres reniegue de uno de los elementos clave del acuerdo de divorcio es evidente y hasta la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha dado un paso al frente para recordar al Gobierno de Boris Johnson de la importancia de cumplir lo pactado.

"Confío en que el Gobierno británico implemente el acuerdo de salida. Es una obligación bajo la ley internacional y un requisito previo para cualquier relación futura", ha avisado la alemana. "No es la última ronda" pero "estoy preocupado", ha admitido el negociador francés que insiste en que "los británicos quieren lo mejor de los dos mundos: exportar sus productos a un mercado europeo de 450 millones de consumidores bajo sus condiciones y nosotros queremos que esas condiciones sean justas".

En caso de falta de acuerdo, sin embargo, el político francés ha recordado que ocurrirá lo obvio: que se aplicarán las reglas de la Organización Mundial del Comercio y que, por lo tanto, los intercambios comerciales entre ambos bloques estarán sujetos a cuotas y aranceles.

Barnier, que ya se vio la semana pasada con su homólogo David Frost en Londres, sí ha desmentido una información publicada el pasado viernes por el diario Telegraph según la cual, los líderes europeos de los 27 asumirán la negociación para desbloquear las conversaciones y dejarán de lado al experimentado político francés. "Hace cuatro años que recibo ataques de los tabloides. Esta gente no sabe como trabajamos. No me impresiona", se ha limitado a señalar reiterando que no negocia en su nombre, sino en el de los 27, y que sigue siendo depositario de su confianza.