La tragedia de Alepo parece haber dejado de lado cualquier resquicio de humanidad. Un “colapso de humanidad”, según el portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, Jens Laerke. Su compañero Rupert Colville, portavoz del Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, aseguró este martes que el organismo mundial cuenta con pruebas fiables de asesinatos casa por casa en la ciudad siria por parte del Ejército sirio y sus aliados, principalmente rusos e iranís.

En una rueda de prensa en Ginebra, Colville indicó que cuentan con informes de disparos a 82 civiles, 13 de ellos niños y 11, mujeres. Estos dossieres, que el portavoz admitió eran imposibles de verificar, detallan 82 casos en los que las tropas que combaten del lado del presidente sirio, Bashar Asad, habrían entrado a viviendas de Alepo oriental (lugar que definió como “último rincón infernal”) y matado a quienes hallaban en el interior.

Colville señaló que la población ni siquiera podía recuperar a sus muertos, dado el nivel de destrucción y el miedo imperante en la ciudad. La Defensa Civil Siria (conocida como los 'cascos blancos') informaron en la madrugada del martes a través de su cuenta de la red social Twitter que no podían dar cuenta del balance de víctimas relativas al lunes: “Todas las calles y edificios destruidos están llenos de muertos. Es el infierno”, rezaba el mensaje.

El responsable de los 'cascos blancos' en Alepo, Ammar al Selmo, ha relatado a EL PERIÓDICO por teléfono que “ahora hay más 100.000 personas en la parte asediada de la ciudad. Prefieren morir bajo las bombas y arriesgar sus vidas. La situación es de completo terror”. “Si quieres ayudar a los heridos, lo mejor que puedes hacer es enterrarles con dignidad. No hay cura, no hay tratamiento”, relata Selmo, con voz notablemente agotada.

"GENOCIDIO DESDE EL AIRE"

“Nadie sabe qué pasará después o qué hacer. No hay opciones. Los aviones concentran los bombardeos en los 4 o 5 barrios que quedan -ha proseguido el jefe en Alepo de los 'cascos blancos'-. Cada bomba es una masacre. En toda la amplitud de su significado. Es un genocidio desde el aire”.

Selmo se confiesa decepcionado con el abandono internacional que ha sufrido la ciudad, prácticamente bajo el control de Bashar Asad, responsable del mayor número de muertes desde el inicio de la guerra de Siria, muy por delante del Estado Islámico y de los grupos yihadistas que integran una oposición a Damasco que también incluye a moderados.

“En el pasado -explicó Selmo- pensábamos que el genocidio de Hama sucedió porque no había prensa (se refiere a la matanza de más decenas de miles de civiles en 1982 cometida por Hafez el Asad, padre del actual presidente sirio, para sofocar un levantamiento islamista). Vergüenza para el mundo. Vergüenza para la ONU”.

“Esperamos no ver a este Ejército sectario entrar en otra ciudad. Deseamos morir para no verlo”, concluye el rescatador.

RENDIRSE O MORIR

Por su parte, el Ejército sirio y sus aliados se encuentran “en los últimos momentos antes de declarar la victoria”, según Zaid Saleh, jefe del comité de seguridad de Alepo (dependiente del Gobierno de Asad), citado por la agencia de noticias Reuters este martes. “La batalla en Alepo oriental debería terminar rápido. Ellos (los rebeldes) no tienen mucho tiempo. Tienen que rendirse o morir”, dijo.

Mahmoud Rashwani, un activista de Alepo que no pudo regresar a la ciudad desde el último cerco, está en contacto constante con los compañeros que siguen asediados en la ciudad, en el pequeño reducto que queda en manos rebeldes. “Los rusos rechazan todas las negociaciones. Solo quieren su rendición”, explica a este diario, y añade que a menos que ésta se produzca, les continuarán bombardeando.

El Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (un grupo de seguimiento de la guerra dirigido por un opositor residente en Reino Unido y con numerosas fuentes sobre el terreno) ha confirmado que los ataques de Damasco sobre Alepo continúan en varios frentes.

En un comunicado emitido la noche del lunes, cuatro asociaciones humanitarias sirias (entre ellas los 'cascos blancos') suplicaron ayuda a la comunidad internacional: “El régimen ha estado intentando matarnos durante cinco años. Por favor, no les déis esta oportunidad. No podemos creer que los países más poderosos del mundo no puedan trasladar cuatro kilómetros a 100.000 almas, a una relativa seguridad”.

Por su parte, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) apuntó en la noche del lunes que “cientos de personas siguen llegando a los refugios” en zonas más seguras de Alepo. “Muchos tuvieron que ocultarse durante días sin luz del sol ni electricidad, sin posibilidad de encontrar comida o agua por los combates”, agregó el CICR en otro texto publicado a través de Twitter.

“La situación sanitaria es catastrófica. Casi ninguna clínica funciona, con poco personal, combustible o equipos -continuó la organización humanitaria-. Trabajamos todo el día para proporcionar comida caliente, agua y cobijo a miles de personas. Pero no es suficiente”.