La BBC "ha jugado una parte en la derrota del laborismo en la elección". La acusación la lanzó este lunes el responsable en transportes del Partido Laborista, Andy McDonald, desde los micrófonos de una de las cadenas de radio que estaba criticando. Pero para el Gobierno de Boris Johnson, la BBC es anti-'tory y prepara contra ella un golpe bajo.

Conservadores y laboristas se consideran agraviados por la cobertura informativa de la campaña electoral de la red pública. Vencedores y vencidos sostienen que la BBC ha tratado de favorecer al oponente. Los ataques contra sus periodistas y las acusaciones vitriólicas en Twitter son una constante. Johnson amenaza ahora con el asedio económico. Su plan es torpedear el sistema de financiación de una de las fuentes de información más fiables y rigurosas en el mundo.

CREAR CAOS Y CONFUSIÓN

Huw Edward, a cargo de las noticias de tarde y noche en el canal de televisión BBC1, es uno de los criticados por la derecha y la izquierda. "Te das cuenta de que el verdadero propósito de esos ataques es minar nuestras instituciones, que han sido durante muchas décadas fuentes de estabilidad", ha escrito en respuesta a los golpes lanzados desde ambos bandos. "Por decirlo claramente, el propósito parece que sea causar caos y confusión". Edward, que dirigió la noche electoral, ha denunciado "los niveles a veces de presión terrible por parte de los partidos políticos y sus acólitos en cierta prensa y en otros lugares". Los políticos vetan o censuran cada vez con mayor frecuencia a periodistas o medios que les critican o les piden cuentas.

Durante la campaña, Boris Johnson se negó a ser entrevistado por Andrew Neil, que había sometido a un torturador interrogatorio al resto de los candidatos, uno por uno. Neil recriminó públicamente la ausencia de Johnson. Aquello se tomó como una prueba del talante anti-'tory' de la corporación, al igual que la amplia cobertura del incidente con la foto del niño de cuatro años en el suelo del hospital que Johnson se negó a ver.

TORPEDEAR LA FINANCIACIÓN

Una de las primera decisiones del flamante y poderoso primer ministro podría ser el acabar con el cánon de 154,40 libras al año (185,15 euros) que pagan anualmente los británicos para financiar la BBC como servicio público. De momento, esa contribución está asegurada hasta el 2027 y cualquier cambio de modelo requeriría la aprobación en el Parlamento. Pero Johnson estaría buscando despenalizar el hecho de no pagar esa licencia, ahora obligatoria.

La propuesta podría ser incluida en el discurso de la reina este jueves. "Es algo que el primer ministro ha dicho que va a considerar y ha encargado que se estudie", ha confirmado el secretario del Tesoro, Rishi Sunak. En la residencia de Downing Street también se confirma que la tasa está "en el punto de mira". El principal asesor de Johnson, el poderoso Dominic Cummings, es un crítico furibundo contra la BBC.

Los directivos de la corporación tiemblan ante lo que puede ser un ataque en la línea de flotación y la pérdida "de 200 millones de libras para invertir en programas y en los servicios que la audiencia adora", según un portavoz. De momento el Gobierno Johnson está boicoteando 'Today', el matinal de Radio 4 y el programa más prestigioso en esa franja horaria. El sábado se esperaba la participación de algún ministro, que fue cancelada.

CON GUARDAESPALDAS

Jeremy Corbyn y los suyos también ven en la BBC al enemigo. La jefa de política de la cadena, Laura Kuenssberg, ha tenido que acudir con guardaespaldas a las últimas conferencias anuales del Partido Laborista. En las ruedas de prensa ella y otros colegas han sido abucheados por los militantes ante cualquier pregunta medianamente crítica.