Han pasado seis años y dos meses. El 8 de noviembre del 2011, Silvio Berlusconi anunció su renuncia como primer ministro italiano, a lo que luego seguiría la fragmentación de su partido y de su coalición. Hoy, el anciano político (81 años) ha dado el paso crucial que buscaba para volver a manejar los hilos del poder con la vista puesta en las elecciones generales italianas del 4 de marzo: controlar el frente de centroderecha.

El anuncio ha sido oficializado entre este lunes y martes, y prevé que Forza Italia, el partido de Berlusconi, la derechista Hermanos de Italia y la xenófoba Liga Norte —los tres partidos más grandes del centroderecha italiano— se presenten a los comicios unidos en una coalición a nivel nacional. Al grupo también se ha añadido una cuarta formación, Cuarto Polo, un grupo mixto de políticos salidos de varios partidos y que gozan del apoyo del político-magnate.

La decisión busca repetir el éxito alcanzado en los comicios regionales de Sicilia de noviembre, que Forza Italia ganó junto con Hermanos de Italia (FdI, por sus siglas en italiano) y la Liga Norte, en lo que constituyó un ensayo general antes de las legislativas. El acuerdo margina a antiguos discípulos que han abandonado a Berlusconi en los últimos años. Entre ellos destaca Angelino Alfano, su exdelfín, hoy líder de Alternativa Popular (centroderecha), que ha apoyado a todos los Ejecutivos progresistas que se han sucedido desde las últimas elecciones del 2013.

ÍNTIMAMENTE CONVENCIDO

Como protagonista de esta asombrosa reunificación tras años de desunión, Berlusconi no ha dudado en repetir sus ya rodadas tácticas, una amalgama de declaraciones de impacto y gestos simbólicos. Tanto que incluso la reunión clave que ratificó la recobrada 'pax conservadora' se celebró el domingo por la tarde en Villa San Martino, la mansión de Berlusconi en la localidad de Árcore, en Lombardía.

Allí concretó el pacto con Giorgia Melloni, la líder de FdI, y Matteo Salvini, el líder de la Liga Norte con quien la relación personal ha sido a menudo problemática. "Me siento íntimamente convencido de poder ganar de nuevo las elecciones", ha afirmado Berlusconi en una entrevista difundida este martes. "También Salvini ya no opina que hay que salir del euro", añadió, a la caza del voto moderado.

INHABILITADO HASTA EL 2019

La súbita unidad no ha ido, sin embargo, aparejada con una claridad sobre el programa que el centroderecha cuenta con llevar adelante. Como tampoco se ha aclarado quién será el candidato a primer ministro, algo inédito en la política italiana de los últimos años. "Tengo un supercandidato, pero no lo puedo decir de momento", ha afirmado Berlusconi, dando a entender que aspira más bien a ejercer el rol de 'deus exmachina' (expresión utilizada en teatro que se refiere a un elemento externo que resuelve las situaciones sin tener en cuenta la lógica interna) en la etapa postelectoral, dada su inhabilitación para acceder a cargos públicos hasta el 2019.

Tanto es así que no solo Berlusconi, sino también Salvini, han presentado en los últimos días panfletos en los que aparece su nombre como cabeza de lista. Mientras que, en lo que respecta al programa, oficialmente la coalición apenas ha acordado algunas cuestiones generales, sin precisar ni los tiempos ni la forma de llevar a cabo sus promesas. Entre estas figuran reducir los impuestos y la burocracia, cancelar de la ley Fornero sobre las pensiones (que, entre otras cosas, aumentó la edad de jubililación), reformar el sistema judicial y frenar los flujos migratorios.

Por el contrario, lo que sí ha dicho reiteradamente Berlusconi es que no considera que su principal rival sea el Partido Democrático (PD), sino los indignados del Movimiento Cinco Estrellas. "Son más peligrosos que los comunistas en 1994", ha llegado a decir.