Antes de que se repitieran las elecciones generales en Israel el pasado 17 de septiembre -las anteriores habían sido el 9 de abril, pero ningún político logró formar gobierno-, los líderes de los partidos aseguraron que esta vez habría ejecutivo.

Costara lo que costara, tenían que evitarse los terceros comicios legislativos en menos de un año por el dispendio para el erario público y el lastre para la economía. Menos de tres meses después, Israel está embarcado en otra cita electoral, el próximo 2 de marzo, un hecho sin precedentes en su historia.

Ayer a medianoche se acabó el plazo de tres semanas del que disponían los diputados israelíes para intentar formar un ejecutivo sin que se hubiera alcanzado ningún acuerdo.

La Kneset (Parlamento israelí) votó entre ayer y primera hora de la mañana de este jueves el proyecto de ley para disolverse y celebrar los comicios el 2 de marzo del 2020, fecha que pactaron el primer ministro israelí en funciones, Binyamin Netanyahu, y su rival, Benny Gantz, líder de la coalición de centro-derecha Azul y Blanco, para evitar que la cita con las urnas fuera el 10 de marzo, día en que cae la festividad judía del Purim.

PETICIÓN DE GANTZ A NETANYAHU

Gantz dijo el martes que aún había tiempo para evitar unas elecciones "costosas e innecesarias" y pidió a Netanyahu que renunciara a obtener inmunidad parlamentaria respecto a los casos de corrupción de que le acusa la Fiscalía General del Estado dejando la puerta abierta a pactar un gobierno 'in extremis'.

Netanyahu, según medios israelís, consideró ayer esta opción, pero al final no movió ficha. "Por un breve momento, ayer, en medio de esta demencia política, parecía que había una solución (...) procedente de los "oficiales senior del Likud" (partido de Netanyahu) (...) que Bibi (diminutivo de Binyamin) renunciara a su inmunidad parlamentaria, Azul y Blanco volviera a la mesa de negociaciones y se llegara a un acuerdo. Pero si las opciones son gobierno o inmunidad, la inmunidad tiene preferencia", escribía hoy la analista Sima Kadmon en el diario israelí de pago más leído, el 'Yedioth Aharonoth', de derechas.

"Solo una persona, Binyamin Netanyahu, quería estas elecciones por razones personales inaceptables, opuestas a lo mejor para el país. Estas son las terceras elecciones que se convocan para servir los objetivos de un hombre: formar una coalición que dé inmunidad parlamentaria a un primer ministro que se enfrenta a cargos penales para ayudarlo a eludir la acusación", añadía Kadmon.

EL PROBLEMA: LA SITUACIÓN LEGAL DE NETANYAHU

Es la situación legal de Netanyahu, acusado de cohecho, fraude y abuso de confianza, la que ha profundizado el impás político. Su insistencia por liderar el Ejecutivo de unidad imposibilitó un acuerdo con Azul y Blanco para formar un gobierno de unidad.

Al retener el cargo como primer ministro, Netanyahu tiene la opción de solicitar la inmunidad hasta el 1 de enero, aunque el Parlamento esté disuelto. Pero la decisión final la tomará un comité que no se constituirá hasta después de las elecciones, según informa la agencia Efe.

Netanyahu no está obligado a dimitir como primer ministro, pero sí a renunciar a sus carteras ministeriales (Bienestar, Asuntos de la Diáspora, Agricultura y Salud), que dejará antes de principio de año, según ha comunicado este jueves al Tribunal Supremo.

Netanyahu y el presidente del Comité Central de su partido, el Likud, Haim Katz, acordaron ayer que la principal formación de la derecha israelí celebraría primarias para escoger a su líder el 26 de diciembre, si se convocaban elecciones.

PRIMARIAS EN EL LIKUD

Si hay primarias, Netanyahu se presentará para revalidar su liderazgo, según indicó días atrás, a pesar de estar inmerso en un proceso judicial. Por ahora, el único que lo ha desafiado públicamente es el diputado y exministro de Educación Gideon Saar.

Netanyahu quiere concurrir a los próximos comicios, pero legalmente no está claro si un acusado puede recibir el mandato presidencial para formar Gobierno, lo que tendrá que desvelar el fiscal general del Estado, aunque no está obligado a tomar una decisión al respecto.

Las primeras encuestas muestran una intención de voto similar a las de los comicios anteriores, aunque con unos pocos escaños de ventaja de Azul y Blanco respecto al Likud.