El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha denunciado este martes en un comunicado que el grupo terrorista islámico Boko Haram, implantado en el nordeste de Nigeria, ha cuadriplicado en lo que va de año el uso de niños para perpetrar ataques suicidas respecto a los que utilizó el 2016.

Según Unicef, un total de 83 menores han sido utilizados como 'bombas humanas' desde el 1 de enero del 2017, de los cuales 55 eran niñas -la mayoría menores de 15 años- y 27 eran niños, entre ellos un bebé que iba atado a una niña. El año pasado fueron utilizados un total de 17 menores, según esta organización de la ONU.

La insurgencia de Boko Haram, que ha jurado fidelidad al Estado Islámico (EI), ha provocado ya cerca de 20.000 muertos y ha forzado a huir de sus hogares a más de dos millones de personas en los últimos ocho años. Pese a los esfuerzos del Ejército nigeriano por combatirlos, la frecuencia de sus ataques suicidas en el nordeste de Nigeria se ha incrementado en las últimas semanas, y han matado al menos a 170 personas desde el 1 de junio, según un recuento de la agencia Reuters.

AUMENTO "ESPANTOSO"

En su comunicado, Unicef ha declarado estar "extremadamente preocupado por el espantoso aumento del cruel y calculado uso de menores, especialmente niñas, como 'bombas humanas' en el nordeste de Nigeria. La utilización de niños de esta manera es una atrocidad", ha denunciado la agencia de la ONU.

Boko Haram está intentando crear un estado islámico en la región del lago Chad, que comprende partes de Nigeria, Níger, Camerún y Chad, y ganó notoriedad al secuestrar a más de 200 niñas de la población nigeriana de Chibok (nordeste) en abril del 2014. Sin embargo, grupos de activistas denuncian que ha secuestrado a miles de adultos y niños más.

MIEDO Y RECHAZO

Según Unicef, la utilización de niños en estos ataques repercute también en los menores que son liberados, rescatados o que logran escapar de Boko Haram, ya que aumenta el miedo y la sospecha hacia ellos. "Muchos niños que han logrado dejar atrás su cautiverio se enfrentan al rechazo cuando tratan de reintegrarse en sus comunidades", ha manifestado la agencia de la ONU.

Esta situación se produce en un contexto de desplazamientos masivos y una crisis nutricional general, con la amenaza de la hambruna, una combinación ya mortal para los niños. De hecho, según Unicef, más de 450.000 niños están en riesgo de sufrir desnutrición severa aguda este año.