Jair Bolsonaro burló una vez más su autoaislamiento y, un día después que le confirmaran por tercera vez que sigue infectado de covid-19, paseó este jueves en moto y conversó sin mascarilla con barrenderos en la parte externa del Palacio de la Alvorada, en Brasilia. Las imágenes tomadas por la agencia Reuters provocaron perplejidad, no solo por los desafíos del capitán retirado al confinamiento personal. Su actitud provocadora es vista como un acto de negación de los efectos de la pandemia en el gigante sudamericano. Mientras se divertía en las inmediaciones de la residencia oficial, los estados hacían su recuento de las nuevas víctimas fatales y contagiados. El día concluiría con 1.317 nuevas muertes y 58.080 casos positivos. Desde marzo se han acumulado 84.207 óbitos y 2.289.951 enfermos confirmados.

"Planalto no comentará", dijo la secretaria de Comunicación de Presidencia al ser consultada sobre las circunstancias del episodio. El paseo en moto representa "la imagen de la monstruosidad y del desprecio de Bolsonaro por la vida de los brasileños", tuiteó e legislador federal Marcelo Freixo, líder del Partido Socialismo y Libertad (PSOL). "Idealmente, todos los ciudadanos deben usar una máscara en tiempos de covid-19, independientemente de si han tenido la enfermedad o no. El hecho de que (Bolsonaro) no lo haga está mal", dijo el doctor Leonardo Weissmann, del Instituto de Infectología Emílio Ribas.

La actitud de indiferencia hacia la pandemia de Bolsonaro tiene sus seguidores, El juez Eduardo Almeida Prado Rocha de Siqueira, de la Corte de Justicia de Sao Paulo, tachó de "analfabeta" a una guardia municipal que le llamó la atención por sacarse el tapabocas y luego rompió delante suyo la multa que le había aplicado. El magistrado tuvo que pedir púbicamente disculpas dcuando se conoció una filmación del incendente.

LA HIDROXICLOROQUINA NO SIRVE

En su mensaje de los jueves en Facebook, Bolsonaro, quien llegó a calificar al coronavirus de "gripecita", aseguró sentirse que se siente "muy bien", aunque "un poco agobiado de estar encerrado en una sala". Además de incumplir los protocolos de seguridad, ha resuelto en los hechos automedicarse con hidroxicloroquina. La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugirió no utilizarla. Especialistas de los principales hospitales brasileños, junto con el Instituto Brasileño de Investigación Clínica (BCRI) y la Red Brasileña de Investigación en Cuidados Intensivos (BRICNet) llegaron a la conclusión de que el uso de hidroxicloroquina en pacientes con síntomas leves o moderados de covid-19 no mejoró su evolución clínica. El estudio se efectuó a 665 personas en 55 hospitales de todo el país.

Según el diario paulista Estado, el Gobierno de ultraderecha ha recibido desde mayo alertas relacionados con la falta de medicamentos esenciales para el tratamiento de covid-19 en las unidades de cuidados intensivos (UCI), como sedantes y analgésicos para pacientes entubados y en situación crítica. Sin embargo, las autoridades sanitarias privilegiaron la compra de hidroxicloroquina. Más de cuatro millones de tabletas se almacenaron en el ministerio de Salud y otros 4,37 millones se distribuyeron antes del 3 de julio.

CRECEN LOS CONTAGIOS EN LAS CÁRCELES

Los contagios no solo se expanden en las grandes ciudades, cuyas autoridades enfrentaron con escaso éxito las presiones de Bolsonaro en favor de acelerar la reanudación de las actividades. El número de casos positivos en el sistema penitenciario brasileño se ha incrementado 99,3% durante los últimos 30 días. En la actualidad, los presos infectados son 13.778, informó el Consejo Nacional de Justicia (CNJ). El número de muertos alcanzó 136. A su vez, han perdido la vida por el patógeno 65 guardiacárceles. El sistema penitenciario de Brasil es uno de los más superpoblados del mundo. Más de 700.000 personas cumplen sus condenas en condiciones de hacinamiento. Los especialistas temen una mayor propagación del covid-19 en esos establecimientos, con sus consecuencias desastrosas.