Debían ser días de celebración en las Naciones Unidas, alumbrados por el tenue rayo de esperanza que arrojaba tras cinco años de guerra en Siria el pacto de alto el fuego alcanzado por EEUU y Rusia, demostrado frágil pero acuerdo al fin y al cabo. Una vez más, no obstante, la bomba siria ha vuelto a estallar y a dejar en evidencia las limitaciones de la comunidad internacional y de su principal organismo diplomático, así como de los actores en el devastador teatro del conflicto sirio.

Horas antes de que este martes arrancara en Nueva York el debate de la Asamblea General de la ONU, desde la sede del organismo en Ginebra se anunció que se suspendía toda la entrega de ayuda humanitaria en Siria tras el ataque el lunes en la provincia de Alepo a un convoy, en el que murieron unos 20 civiles y al menos un empleado de la Media Luna Roja. Ni Rusia ni el Gobierno deBashar el Asad, sospechosos de estar tras el bombardeo, asumieron la responsabilidad. Y la precaria tregua entró en coma.

En una reunión en Nueva York del Grupo Internacional de Apoyo en Siria en la que participaron John Kerry y Serguéi Lavrov, los responsables de Exteriores de Washington y Moscú que habían elaborado y sellado el 9 de septiembre el pacto, este se mantuvo con vida, aunque sea artificialmente.

El secretario de Estado de Washington se negó a darlo por muerto y en un comunicado de su departamento se informó de que “pese a la continua violencia, se ha acordado que es imperativo perseguir un cese de las hostilidades en toda la nación basado en el acuerdo alcanzado la semana pasada entre EEUU y Rusia”. Se anunció, asimismo, mantener una nueva reunión más adelante en la semana, el viernes, “para discutir los próximos pasos”.

REUNIÓN "DRAMÁTICA"

La reunión de este martes, que comenzó en un hotel neoyorquino media hora antes de que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, abriera el debate de la 71a Asamblea General a solo unas manzanas de distancia, fue “dramática” según la descripción que hizo el ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Jean-Marc Ayrault.

Y se constató que el alto el fuego puede no darse aún por perdido, pero está “en grave peligro”, algo que explicó Staffan de Mistura, el enviado especial de la ONU para Siria, que también participó en la reunión. “El alto el fuego ha sido seriamente afectado pero los únicos que pueden anunciar que está muerto son los dos copresidentes (Kerry y Lavrov) y no lo han hecho hoy. Quieren darle otra oportunidad”, dijo.

Lo que es incierto es qué forma cobrará esa nueva oportunidad. El martes era el día, según el acuerdo de Ginebra, en que debería haber empezado una fase de inédita colaboración militar entre EEUU y Rusia en Siria para atacar a terroristas del Estado Islámico y del frente Al Nusra, pero ese plan contaba con que el alto el fuego que empezó el día 12 aguantara una semana y se permitiera el acceso de ayuda humanitaria a zonas sitiadas y, en especial, a Alepo. Ninguno de los dos extremos se ha cumplido.

En cambio han llegado bombardeos, como del del pasado sábado en el que Washington admitió haber matado por error a 62 soldados sirios. Y el ataque al convoy humanitario en Alepo ha sido otra gota en un vaso que hace tiempo que ha rebosado.

CRÍTICAS DE FRANCIA Y MENSAJE DE BAN

Sobre la mesa se han puesto propuestas como la de Francia, que ha criticado que Washington y Moscú no hayan hecho públicos los documentos del acuerdo y ha sugerido que la supervisión de la tregua se amplíe para implicar a más actores.

De momento, nada ha cambiado. Solo ha estallado, una vez más, la indignación. En su último discurso ante la Asamblea como secretario general, Ban Ki-moon denunció el bombardeo del convoy humanitario como un acto “repugnante, salvaje y aparentemente deliberado” cometido por “cobardes”. “Justo cuando pensamos que las cosas no pueden ir a peor, el listón de la depravación se hunde aún más”, dijo.

Ban recordó también que “no hay solución militar” al conflicto de Siria y pese a reconocer que “muchos grupos han matado a muchos inocentes” señaló como principal responsable al gobierno de Damasco. “Llamo a todos los que tienen influencia a acabar la lucha y empezar las conversaciones -añadió-. La transición política debía haber llegado hace mucho. Tras tanta violencia y mal gobierno, el futuro de Siria no debería depender en el destino de un solo hombre”.