Nueva demostración de brutalidad en Yemen. Hussein al Sakit, de 22 años, ha sido ejecutado de forma atroz en una plaza en Saná, la capital del país. El hombre estaba condenado por secuestro, violación y asesinato de una niña, según Rajeh Ezzedine, un juez presente durante la ejecución.

Un familiar de la víctima, Ali Ayedh, ha insistido en que el culpable "participó en la búsqueda de la niña antes de ser descubierto". Por otro lado, la policía se ha felicitado por la ejecución, que ha descrito como "un acto de disuasión para los criminales".

Representantes de las autoridades de Saná, la capital yemenita controlada por los rebeldes hutís, han dirigido la macabra ceremonia en medio de la plaza Tahrir, donde se ha llevado a cabo la ejecución.

FRENTE AL MINISTERIO DE CULTURA

El condenado ha sido obligado a tirarse al suelo boca abajo antes de que un policía le disparara cinco veces en el corazón. La macabra escena se ha producido ante el Ministerio de Cultura, ubicado en la plaza donde se ha aplicado la pena de muerte al joven de 22 años.

El cuerpo del condenado se ha colgado de una grúa con el propósito de dar ejemplo y de acuerdo con la ley islámica, que prevé la crucificción de los autores de crímenes graves. En este momento, la muchedumbre que se congregó para presenciar la ejecución ha gritado: "Viva la justicia".

La pena de muerte es una práctica que aún está permitida en la ley del país. El pasado 31 de julio, otro hombre fue condenado a pena de muerte por la violación y el asesinato de una niña de 3 años, en la que fue la primera ejecución llevada a cabo en la capital desde el 2014. Los rebeldes que controlan Saná han organizado ambas ejecuciones públicas con el pretexto de luchar contra la criminalidad en las zonas que controlan.

GUERRA CIVIL DESDE EL 2014

El conflicto armado que azota el país desde el 2014 enfrenta a un Gobierno avalado por Arabia Saudí que, según Amnistía Internacional, ha bombardeado indiscriminadamente hospitales e infraestructuras civiles, contra los rebeldes hutís. Estos rebeldes proiranís han llevado a cabo "detenciones arbitrarias de críticos y oponentes, incluyendo periodistas y defensores de derechos humanos", según denuncia la oenegé.