David Cameron pasará a la historia como el primer ministro que sacó al Reino Unido de la Unión Europea. Apenas un par de horas después de confirmarse el triunfo del 'brexit', Cameron, ante la puerta de la residencia oficial del 10 de Downing Street, acompañado por su esposa Samantha, comunicó a la nación, su intención de dimitir en octubre. Para entonces, el partido conservador deberá haber elegido un nuevo líder que le sustituya. “Voy a hacer todo lo posible como primer ministro para mantener la estabilidad del navío en las próximas semanas y meses. Pero no creo que sea lo adecuado por mi parte, ser el capitán que dirige el navío de nuestro país a su próximo destino”.

Será misión del nuevo primer ministro el entablar las negociaciones con la Unión Europea, reclamando el Artículo 50 del Tratado de Lisboa, que da al Reino Unido un plazo máximo de dos años, desde el momento que lo solicite. El nuevo líder asumiría las funciones de primer ministro, cómo jefe del partido más votado en las elecciones del pasado año, sin pasar en principio por unas elecciones, aunque no se descartan comicios anticipados antes de fin de año.

La decisión de Cameron para zanjar las rivalidades internas dentro del Partido Conservador, entre eurófobos y partidarios de seguir en la Unión Europea, convocando un referéndum, ha tenido un final que él no esperaba. El tirón del nacionalismo y el populismo ha podido más que los razonamientos económicos. La situación en la que deja al Reino Unido es caótica. Su partido sale de la consulta más enfrentado y dividido que nunca. Será el ala más derechista y ultraliberal la que tome el mando, encabezada porBoris Johnson -muy posiblemente el futuro primer ministro-, si como se prevé, vence en la carrera por el liderazgo.

DESCALABRO LABORISTA

La oposición laborista también tampoco queda indemne. Buena parte de sus militantes han votado por el 'brexit' desoyendo a su líder, Jeremy Corbyn y la cúpula del partido. Es muy posible que no vuelven a recuperar esos electores en las próximas elecciones generales.

De acuerdo con Corbyn, las comunidades pobres, “que estaban hartas”, con los recortes y se sienten “marginadas por sucesivos gobiernos”, han optado por la salida. “Claramente hay algunos días muy difíciles por delante”, afirma.

“Habrá consecuencias en el empleo”, añadió. Pero el propio Corbyn ha sido muy criticado por la falta de entusiasmo durante la campaña en la que ha participado, poco y con desgana. Es además una figura con la que el laborismo no puede llegar al poder.