El argumento central de Donald Trump para defenderse en el escándalo que ha llevado a que se abra una investigación de impeachment en su contra es asegurar que no usó la ayuda económica a Ucrania como herramienta de presión para que Kiev acometiera investigaciones que iban en su interés político personal. El jueves, no obstante, esa idea reiterada hasta la saciedad desde la Casa Blanca de que no hubo quid pro quo se desarticuló y se hizo precisamente desde la propia Casa Blanca. En una asombrosa rueda de prensa, el jefe de gabinete en funciones, Mick Mulvaney, reconoció que sí hubo quid pro quo y lo justificó. Aunque menos de cuatro horas después fue forzado a emitir un comunicado reculando y desdiciéndose, el episodio muestra el caos en la estrategia de defensa de Trump.

La prensa, las cámaras y la transcripción oficial de la rueda de prensa no dejan ninguna duda de lo que dijo Mulvaney. Reconoció, por ejemplo, que Trump quería que Ucrania investigara una teoría conspirativa, desacreditada, que asegura que Kiev y no Moscú estaba detrás del pirateo informático de los servidores del Comité Nacional Demócrata, un ataque que estuvo en la base de la investigación del fiscal especial Robert Mueller que sigue siendo una obsesión para Trump. Me mencionó de pasada la corrupción relacionada con el servidor demócrata? Absolutamente. No hay duda al respecto, dijo Mulvaney, que a continuación añadió la demoledora confesión de quid pro quo, que no es la primera que señala al presidente pero sí la primera que hace un cargo oficial de la Casa Blanca. Por eso retuvimos el dinero.

La tesis que expuso Mulvaney es que esa retención de 391 millones de dólares para Kiev sería absolutamente apropiada y defendió que el quid pro quo es algo que se hace todo el tiempo en política exterior, sin reconocer la diferencia entre hacerlo por motivos de interés nacional o personales y políticos. Y ante las preguntas de los periodistas sorprendidos por la admisión, se redobló, desafiante. Tengo noticias para todos: Acéptenlo. Va a haber influencia política en la política exterior.

FORZADO A RECULAR

Mulvaney, que en esa misma rueda de prensa anunció la controvertida decisión de Trump de celebrar la próxima cumbre del G7 en uno de sus hoteles, no solo pilló por sorpresa a la prensa, sino también al Ala Oeste y al Departamento de Justicia, que investiga la investigación de Mueller. Empezaron a llegar declaraciones desvinculándose de las afirmaciones del jefe de gabinete. El propio Trump ordenó a sus asesores arreglar el desaguisado y, poco antes de las cinco de la tarde, la Casa Blanca enviaba a los periodistas un comunicado de Mulvaney en el que daba marcha atrás en sus declaraciones.

No hubo absolutamente ningún quid pro quo entre la ayuda militar a Ucrania y ninguna investigación de las elecciones de 2016. El presidente nunca me dijo que retuviera dinero hasta que los ucranianos hicieran algo relacionado con el servidor, escribió Mulvaney, en clara oposición a lo que había dicho menos de cuatro horas antes pero atreviéndose a acusar a los medios de malinterpretar sus comentarios para avanzar una caza de brujas política y partidista contra el presidente Trump.