Apoyar un acto de terrorismo, realizar una amenaza terrorista y posesión criminal de un arma. Esos son los cargos con los que las autoridades de Nueva York han imputado a Akayed Ullah, el detenido tras el atentado fallido del lunes en un túnel de la red de metro cerca de Times Square y de la terminal de autobuses de Port Authority. No se descarta que más adelante se presenten también cargos federales por el ataque frustrado y aunque la imputación la ha realizado la policía de la Autoridad Portuaria, se espera que sea la fiscalía general de Estados Unidos quien lleve el caso en los tribunales.

Ullah, originario de Bangladés, y residente permanente de Estados Unidos, fue legalmente informado de la imputación el lunes por la noche en el hospital de Bellevue. Allí permanece ingresado por las heridas que se provocó a sí mismo al detonar su bomba casera, una explosión donde él fue el único herido grave, aunque hubo otros tres heridos leves. Según las autoridades, está colaborando con policia y FBI y habría renunciado a sus derechos antes de hablar con los investigadores.

Venganza por bombardeos contra EI

En esas conversaciones, según filtraciones a la prensa, Ullah ha explicado que planeó el ataque como una venganza por bombardeos contra el Estado Islámico en Siria y otros lugares. También ha dicho que lo quería realizar en temporada navideña para tener el máximo impacto posible. Ha contado a los investigadores que se radicalizó en internet, donde también investigó cómo construir la bomba. Esta la montó en su casa en Brooklyn con materiales que había comprado, salvo el trozo de tubería, que encontró en un lugar donde estaba trabajando como electricista muy cerca de donde intentó el atentado el lunes.

Ullah también ha contado que ha hecho varios viajes al extranjero en los últimos años, incluyendo uno a su país natal el pasado septiembre. Las autoridades bangladesís han informado de que el hombre no tenía allí historial criminal. Están también investigando a familiares suyos, incluyendo su esposa, que no viajó con él a EEUU, y sus suegros.

Ullah no estaba tampoco en el radar de la policía estadounidense ni del FBI según ha explicado este martes en CBS John Miller, vicecomisionado de espionaje y antiterrorismo en el Departamento de Policía de Nueva York, que también ha asegurado que no parecía tener problemas financieros o de otro tipo. “Esto es en cierto modo característico de lo que estamos viendo en todo el mundo, que es alguien que aparece un día de la nada”, ha dicho Miller. “La conspiración está en los confines de su propia mente y ese es un sitio muy difícil al que acceder”.

Ullah llegó a EEUU desde Bangladés en 2011 con un visado de reagrupación familiar y en algún momento más adelante logró la residencia permanente. Su historial migratorio ha sido utilizado por el presidente de EEUU, Donald Trump, para reactivar sus apelaciones al cierre de fronteras. “Entró en nuestro país a través de inmigración en cadena de familia amplia, que es incompatible con la seguridad nacional”, escribió en un comunicado remitido a la prensa el lunes. En ese mensaje el presidente también reiteró su opinión de que “los condenados por participar en actos de terrorismo merecen el castigo más contundente que permite la ley, incluyendo la pena de muerte en los casos apropiados”.