El acercamiento diplomático entre Estados Unidos y Corea del Norte con la meta de celebrar una histórica cumbre entre los líderes de ambos países, Donald Trump y Kim Jong-un, sigue avanzando, al menos en los gestos públicos. Tras dos días de reuniones en Nueva York entre el secretario de Estado, Mike Pompeo, y Kim Yong-chol, mano derecha de Kim Jong-un, el enviado de Pionyang ha acudido este viernes a la Casa Blanca para entregar en mano a Trump una carta manuscrita de Kim.

La carta es bastante básica, según ha adelantado a 'The Wall Street Journal' una fuente diplomática extranjera. En ella Kim muestra su interés en celebrar la cumbre, inicialmente prevista para el 12 de junio en Singapur, oficialmente cancelada por Trump en otra carta enviada el jueves pasado pero oficiosamente de nuevo en la agenda desde el día siguiente a esa cancelación. Kim no hace concesiones significativas en la misiva, pero tampoco lanza amenazas. Y con ello el líder norcoreano marca una diferencia con la carta de Trump, en la que el estadounidense volvía a hablar de sus “masivas y potentes” capacidades nucleares y decía: “Rezo a Dios para que no tengan que ser usadas nunca”.

Simbolismo

En el propio gesto de permitir la entrega en mano hay lecturas simbólicas importantes. El general Kim Yong-chol está bajo sanciones de EEUU por su papel en ciberataques a compañías estadounidenses. También enfrenta sanciones de la UE y ha sido acusado de haber participado en el hundimiento de un buque de guerra surcoreano en el 2010 que mató a 46 marineros. Al recibirle y permitir la cobertura mediática de su llegada al 1.600 de Pensilvania Avenue, donde ha salido a recibirle el jefe del gabinete, John Kelly, se le ha dado un voto de confianza y una buena imagen para Pionyang, especialmente teniendo en cuenta el único precedente de una reunión similar.

La polémica foto del 2000

Esta se produjo en el año 2000, cuando la Administración de Bill Clinton también intentaba negociar con Corea del Norte para que abandonara su programa nuclear y visitó EEUU Jo Myong-rok, un alto cargo militar. Cuando el enviado de Kim Jong-il, padre del actual líder norcoreano, llegó a la Casa Blanca para entregar a Clinton una nota de su líder, hizo una jugada propagandística que pilló por sorpresa a los estadounidenses y en el último momento se cambió las ropas de civil por el uniforme militar, logrando una foto que interesaba más a Pionyang que a Washington.

Tras la actividad de hoy en la Casa Blanca, donde también han estado Pompeo y el vicepresidente Mike Pence, Trump se marcha este viernes a Camp David, donde desde hace tiempo tenía organizado todo un fin de semana de reuniones para preparar la potencial cumbre y la agenda.