A pesar de tener todo en su contra, al menos desde la opinión pública, los cardenales de Estados Unidos se defienden contra las acusaciones de encubrimiento de abusos sexuales que pesan sobre algunos de sus miembros y que involucran a personajes de alto nivel, en uno de los escándalos que más han conmocionado a la comunidad católica y a la sociedad en general.

Esto ha tomado dimensiones mayores no solo por la complejidad del tema, sino porque Estados Unidos tiene la cuarta población católica más grande del mundo, luego de Brasil, México y Filipinas.

En ese sentido, el cardenal Joseph Tobin, de Newark, expresó "conmoción, tristeza y consternación" por las amplias acusaciones de las que dijo, "no se puede entender que contribuyan a la curación de los sobrevivientes de abuso sexual" y además, confío en que las investigaciones que se realizan desde el Vaticano, ayudarán a descubrir a los culpables.

"Junto con el Papa Francisco, estamos confiados en que el análisis de las acusaciones ayudará a establecer la verdad", dijo Tobin.

Afirman que Francisco sabía de esto

Por su parte, el arzobispo Carlo Maria Vigano, un exenviado del Vaticano a Estados Unidos, dijo que le había hablado en 2013 al papa Francisco de las acusaciones contra el prominente cardenal estadounidense Theodore McCarrick.

Vigano, quien fue nuncio papal en Washington entre 2011 y 2016, afirmó que Francisco ignoró sus advertencias sobre McCarrick y levantó supuestas sanciones canónicas previamente impuestas.

En julio, el pontífice aceptó la renuncia de McCarrick, ahora de 88 años y quien fue acusado de comportamiento "gravemente inmoral" con seminaristas y sacerdotes. Las denuncias de Vigano han impulsado especulaciones sobre la existencia de una campaña contra el pontífice de parte de un ala más conservadora de la iglesia estadounidense.

Otros defienden a McCarrick

Pero contrario a eso, el cardenal Donald Wuerl de Washington, quien también enfrenta llamados a renunciar por encubrir abusos cuando era obispo de Pittsburgh, negó tener conocimiento acerca de si su predecesor había sido sancionado o acusado de abuso.

"Durante todo su mandato como arzobispo de Washington nadie se le acercó a Wuerl para decirle: 'el cardenal McCarrick abusó de mí' o hizo cualquier otro reclamo similar", dijo un comunicado de su archidiócesis.

El cardenal Daniel DiNardo, de Galveston-Houston, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, dijo a su vez que las preguntas planteadas por Vigano "merecen respuestas que sean concluyentes y basadas en la evidencia".

DiNardo declaró que estaba "ansioso" de conocer al papa "para ganar su apoyo a nuestro plan de acción", lo que facilitaría que la denuncia de actos de abusos y mala conducta por parte de los obispos y mejoraría los procedimientos para resolver las quejas contra los obispos.

Pero mientras esto sucede, la iglesia católica de los Estados Unidos vive una de sus peores crisis de credibilidad en medio del escándalo de abusos sexuales, algo con lo que tendrán que luchar para limpiar su reputación, algo que no se ve nada fácil.