¿Se enfrenta Annegret Kramp-Karrenbauer, la presunta heredera de Angela Merkel en la cancillería de Alemania, a una revuelta dentro de su propio partido? Es la pregunta que ronda el barrio político de Berlín a las puertas de un congreso de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) que arranca este viernes en Leipzig y que podría evidenciar aún más la debilidad que arrastra entre sus propias filas AKK, como se conoce popularmente a la presidenta del partido conservador alemán y actual ministra federal de Defensa.

La presión crece desde hace meses sobre AKK, elegida hace un año como sucesora de Merkel al frente de la CDU en el último congreso del partido celebrado en Hamburgo. Los errores personales y, sobre todo, los malos resultados electorales acumulados en tres elecciones regionales y unas europeas han hecho que los niveles de aprobación interna sean cada vez más bajos.

"Este congreso tiene el título de 'El fuerte centro de Alemania'. Queremos dejar claro que, en un momento en el que nuestro país está cada vez más polarizado, el partido se enfrenta al desafío de mantener unida a la sociedad", reconocía este miércoles Paul Zemiak, el secretario general de la CDU, ante un nutrido grupo de periodistas.

¿CENTRISMO O DERECHIZACIÓN?

El interés mediático en el congreso de Leipzig demuestra que no es una cumbre más en el futuro del partido más votado de Alemania: desde el inicio del declive de Merkel, desde mediados del 2015, la CDU se debate entre mantener el actual centrismo que tanto ha caracterizado a la cancillera Merkel o buscar un perfil más derechista para hacer frente a la sangría de votos que está sufriendo el partido conservador en su flanco derecho en favor de la joven ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD).

La CDU tiene serios problemas para mantener su base electoral: perdió más de 11 puntos en las elecciones regionales del estado federado de Turíngia a finales del pasado octubre, en las que incluso quedó en tercer lugar, por detrás de AfD. En los anteriores comicios de Brandeburgo y Sajonia, perdió más de siete puntos. Y en las elecciones europeas del pasado mayo, la formación liderada por AKK se dejó más de seis puntos. Queda la sensación de que el electorado castiga a la fuerza conservadora cada vez que se abren las urnas.

Friedrich Merz es la principal y más relevante voz crítica con el actual rumbo del partido. El eterno candidato a dirigir a los democristianos alemanes, que ya perdió en su momento el pulso con Merkel y también con AKK en el congreso del 2018 en Hamburgo, no dejará pasar la ocasión para expresar su descontento tanto con la línea ideológica del partido como con el actual estado de la Gran Coalición. Tras las elecciones de Turíngia, Merz dijo que el estado del gobierno federal daba "pena", en un claro ajuste de cuentas con la dirección de la CDU.

RECHAZO DE UNAS PRIMARIAS

La posible ruptura de la Gran Coalición con los socialdemócratas del SPD será una de las músicas que suene de fondo en el congreso de la CDU de Leipzig, en el que también se esperan voces críticas con medidas sociales -como una pensión mínima- introducidas por el Gobierno de Merkel por la presión del SPD. Los socialdemócratas, que celebran su propio congreso el primer fin de semana de diciembre en Berlín, llevan meses buscando un perfil propio que los saque de los mínimos históricos (14%) que arrastran en las encuestas de intención de voto.

De momento, AKK rechaza la propuesta de las juventudes de la CDU de celebrar unas primarias que la ratifiquen -o rechacen- como futura candidata a la cancillería cuando Merkel se retire del poder como muy tarde en septiembre del 2021. El camino hasta las próximas elecciones federales estará, en todo caso, lleno de turbulencias para la elegida por la cancillera.