El sospechoso del tiroteo de Hanau se revela como una persona con un discurso racista paranoico, seguidor de las teorías de la conspiración. Filmó un vÍdeo y un manifiesto en el que afirma haber sido espiado desde niño por una «organización secreta» que podía leer su mente; haberse mantenido célibe y hace llamamientos a «aniquilar» a la población de 24 países, en el Magreb, Oriente Próximo y Asia.