Venezuela comenzó a transitar un camino sin retorno: hacia adelante solo se divisa el abismo político. Las elecciones constituyentes terminaron de abrir las puertas de una polarización presumiblemente más feroz. Las 10 personas que, según la fiscalía, murieron el domingo durante distintos incidentes (según las fuentes, los muertos en los disturbios van de 5 a 14), presagian días aun más oscuros y violentos.

El fantasma de la guerra civil fue advertido por observadores azorados, después que el Consejo Nacional Electoral (CNE) informara que 8.089.320 ciudadanos, un 41,53% del padrón electoral, participaron en una votación que la Mesa de Unidad Democrática (MUD) consideró de antemano fraudulenta.

La coalición opositora de centro derecha estimó que, en el mejor de los casos, 2,4 millones de venezolanos respondieron a la llamada del Gobierno. La diferencia entre los números oficiales y los cálculos de la MUD es tan grande como el desacuerdo.

Frente a una plaza Bolívar semivacía, entrado ya el lunes, Nicolás Maduro no solo cantó victoria y juró escarmentar disidentes. "Hemos abierto las compuertas a un periodo revolucionario", dijo.

PROTESTAS CALLEJERAS

La oposición, así como los grupos inorgánicos que ya no controla y recurren a métodos cada vez menos pacíficos, se preparan para una nueva etapa de la protesta callejera.

La presión interna e internacional debe conducir, según sus principales dirigentes, a la salida de Maduro o elecciones presidenciales inmediatas e innegociables. "No importa lo que diga el CNE ni estos personajes sin credibilidad. Jugaron su última carta y se ataron una soga al cuello. El país puede ir a un estallido social, una etapa de lucha más dura, anarquizante", auguró el gobernador del estado de Miranda, Henrique Capriles.

Antes de que hablara Maduro, ya intuía lo que iba a decir, y por eso anunció el inicio de una "gran jornada de no reconocimiento" a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) y, en los hechos, a las misma autoridades.

HORAS DE INCERTIDUMBRE

La CNE se demoró hasta la medianoche para dar a conocer unas cifras que habían caído en el descrédito de antemano para los que se abstuvieron o boicotearon activamente los comicios. Los chavistas festejaban en el centro de la ciudad sin saber qué estaba sucediendo. Diosdado Cabello, el número dos del partido estatal, los había invitado a la celebración. "El pueblo ha dado una lección. Venezuela sigue estando a la vanguardia". Tibisay Lucena, la presidenta del CNE, dio a conocer los primeros cómputos a las puertas del lunes. Se declaró sorprendida por las cifras. Mientras la MUD habló de centros de votación semi vacíos, ella consideró que se trataba de la elección más importante de los últimos 18 años.

Pero faltaba que Maduro volviera a colocarse en el centro de la escena. Tanto se demoró en aparecer que muchos se fueron de la plaza Bolívar. No importaba demasiado. Le hablaría al país y al mundo. Dijo que el chavismo y la oposición trataron de llegar a un acuerdo a lo largo de cuatro semanas y que se frustró por las desavenencias internas de la MUD. Eso los llevó a organizar "unas elecciones bajo el asedio". De haber sido una jornada normal, sin ataques a los centros electorales, la destrucción de 160 máquinas para votar y 49 incursiones calificadas de terroristas, que dejaron un policía muerto y cuatro heridos, "habrían participado dos o tres millones más de personas".

CONTRAOFENSIVO

Ahora que el chavismo se declaró ganador inapelable de una carrera sin otros contendientes, "vamos por la burguesía parasitaria: se acabó lo que se daba", antició Maduro. La Asamblea Nacional Constituyente (ANC), dijo, se instalará en las próximas horas en la misma sede de la Asamblea Nacional (AN) que controla la MUD y con efectos inmediatos. El presidente anticipó que levantará la inmunidad de los parlamentarios y echará a Luisa Ortega Díaz, la fiscal general que desde abril, cuando comenzaron las protestas, puso en marcha un gradual proceso de ruptura con el Gobierno. "La ANC va a ser la conducción del país: nadie estará por encima. Me pongo a su servicio".

LOS REPAROS

"¡Récord de abstención! Ahora solo van a atropellar para tratar de tapar su desastre con guerra psicológica", insistió Freddy Guevara, el dirigente de la MUD que comanda la estrategia en las calles. El chavismo disidente, al que Maduro llamó "grupito de traidores", insistió en señalar que la constituyente carece de legitimidad política y, aunque invoque los intereses populares, generará mayores tormentas. Luis Rondón, uno de los rectores del CNE, en franco desacuerdo con Lucena, dijo que los comicios presentaron"vicios de inconstitucionalidad" y que fue posible "verificar que no se cumplió con la universalidad del voto cuando un venezolano lo hizo por un candidato territorial y otros votaron por uno sectorial". Colombia, México, Perú, Costa Rica, Paraguay, Argentina y Brasil, desconocieron los resultados. La MUD espera una respuesta firma de la UE y EE.UU. La representante de Washington ante la ONU, Nikki Haley, afirmó que Maduro dio "otro paso hacia la dictadura" con su "elección falsa". Bolivia, El Salvador, Cuba y Nicaragua respaldaron a Caracas.

"¿Qué van a hacer las Fuerzas Armadas?", preguntó Julio Borges, el presidente de la Asamblea Nacional. "No tomaremos partido por el fascismo. Con los llamados a una intervención internacional se puso en riesgo nuestra soberanía. Dejen de llamarnos, tenemos suficiente conciencia de nuestro papel", le respondió el ministro de Defensa, el general Vladimir Padrino López. Una única certeza sobrevuela Caracas: se avecinan días muy difíciles.