El 30 de octubre está demasiado muy lejos en la agenda de los venezolanos. Ese día deben reunirse en la isla Margarita representantes del Gobierno y la oposición para tratar de encontrar una salida negociada a una crisis política que parece insalvable. Lo harán con la ayuda del papa Francisco, la Unasur y el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero. Pero cinco días son una eternidad en ese país perplejo. Mientras tanto, el chavismo y la oposición, agrupada en la Mesa de Unidad Democrática (MUD), se muestran inflexibles y guerreros, al menos en público. Los defensores de Nicolás Maduro salieron este martes a la calle para defender su honor mientras, en la Asamblea Nacional, la MUD intentaba hacer valer su mayoría cualificada para impulsar un juicio político contra el presidente. Además, la MUD redobló su llamamamiento a la población para participar activamente de las marchas convocadas este miércoles con motivo de la bautizada como 'toma de Venezuela' y, de esa manera, forzar otra vez el escenario del referendo revocatorio del mandatario.

La decisión del Consejo Nacional Electoral (CNE) de suspender la consulta disparó la tensión entre las dos fuerzas en pugna. El anuncio del diálogo tuvo la fuerza de un breve paréntesis providencial cuando se esperaba lo peor. Maduro se fotografió en el Vaticano con el Pontífice. Horas más tarde, su emisario, el nuncio apostólico en Argentina, Emir Paul Tscherrig, dio a conocer el día del primer encuentro formal entre las partes.

En la noche del martes, no toda la MUD pareció recibir con beneplácito la noticia. Henry Ramos Allup, el presidente de la AN, y Henrique Capriles, dijeron enterarse de la reunión por televisión. Capriles consideró incluso que Maduro era capaz de mentir frente al Papa. José 'Chúo' Torrealba, el secretario ejecutivo de la coalición, aseguró haberse reunido con Tscherrig “comisionado y designado por los partidos de la Mesa de la Unidad”. Torrealba recordó que la situación “es muy delicada” y no se pueden cometer errores. “Una equivocación no va a costar votos ni cargos sino vidas”.

LAS MISMAS EXIGENCIAS

La MUD cerró sus grietas a paso veloz y dio a conocer un documento inequívoco. Según la alianza de centro derecha, la presencia del representante papal en Venezuela tiene lugar “cuando el régimen secuestra judicialmente el referendo y grupos violentos del oficialismo asaltan salvajemente el Palacio Legislativo”. Los esfuerzos de Tscherrig fueron interpretados por la oposición en ese comunicado como “respaldo en esta nueva fase de la lucha”.

A la par de sentarse a negociar con el Gobierno, la oposición señaló: “Seguiremos avanzando en los otros tres escenarios fundamentales: La calle, la Asamblea Nacional y la comunidad internacional”. El diálogo, reiteró, tiene cuatro objetivos fundamentales: “respeto al derecho al voto, libertad para los presos políticos y retorno de los exiliados, atención a las víctimas de la crisis humanitaria y respeto a la autonomía de los poderes”. También pidió que las conversaciones se lleven a cabo de manera trasparente. “Seguimos con la misma hoja de ruta y con la acusación (contra Maduro). El pueblo la respaldará”, informó Julio Borges, el jefe del bloque de la MUD.

PLAN ROCK AND ROLL

Diosdado Cabello, el segundo hombre fuerte del chavismo, respondió por su parte que el diálogo “no es para negociar la salida de Nicolás Maduro del poder”. Y advirtió: “si se pasan de raya, le damos el mazo”. Cabello descalificó a la AN y dijo que es apenas un engranaje del “plan rock and roll” que impulsa Washington para la región.

El Parlamento fue la verdadera caja de resonancia de las profundas desavenencias que separan al chavismo de la MUD. La oposición reivindicó el derecho a promover el juicio “político, moral y ético” contra el presidente. “¿Cómo van a hablar de diálogo? Sería lo mismo que jugar al póker con cartas marcadas”, dijo uno de los legisladores. El chavista Julio Chávez, aseguró que se defenderán las conquistas “a toda costa”. El opositor Juan Andrés Mejía dijo que a Maduro se lo juzgará por “instaurar una dictadura”. Descartó la posibilidad de diálogo con alguien que “saca una pistola y le apunta a los venezolanos, habla de dialogar y suspenden elecciones”.

El diputado progubernamental Edwin Rojas le recordó que “esto no es Brasil”, y a Maduro no le sucederá lo mismo que a Dilma Rousseff. Mientras, el opositor Americo de Gracia replicó con vehemencia. “Este Estado forajido nos ha confiscado el derecho a la paz y la tranquilidad. Tenemos un presidente sin partida de nacimiento”, dijo, en relación con la sospecha instalada de una presunta nacionalidad colombiana. “Todo esto son bajezas de la derecha reaccionaria. El pueblo venezolano vencerá”, respondió Pedro Carreño. El enviado papal debió escuchar estupefacto la sesión parlamentaria.