China está desnudando de razones a Donald Trump en el conflicto norcoreano. Este lunes ha extendido la lista de importaciones prohibidas al régimen estalinista para cumplir con las sanciones que el 6 de agosto aprobó por unanimidad el Consejo de Seguridad de la ONU. Disponían los gobiernos de un mes para ejecutarlas y Pekín se ha ventilado el trámite en una semana. Los mensajes son claros: a Pionyang, que no cuente con ella como escudo; a Washington, que tendrá que dejar de culpar al prójimo y asumir sus responsabilidades. Nada descompone más a China que las recurrentes acusaciones de complicidad con Corea del Norte.

La prohibición será vigente mañana y alcanzará al hierro, carbón, plomo y marisco, según el Ministerio de Comercio. Las sanciones llegaron acompañadas de las habituales aclaraciones de que, esta vez sí, causarán un daño terrible a la economía norcoreana. China acumula casi el 90% del comercio exterior con Pionyang, se recordó de nuevo. Pekín ya había cerrado la puerta en febrero a su carbón, que supone la mitad de sus exportaciones.

A LA MESA DE NEGOCIACIONES

Las cifras parecen apuntalar el éxito. Los bienes norcoreanos llegados a China sumaron 880 millones de dólares durante el primer semestre, un 13% inferior al pasado año. La caída del 75% en el carbón fue espectacular. De las últimas sanciones se espera que estrangulen aún más la economía norcoreana y arrastren a Pionyang a la mesa de negociaciones.

Pero la realidad es terca. Corea del Norte es el país más sancionado de la Historia y no hay indicios ni de desmoronamiento inminente ni de cambios en su política nuclear. Sus dirigentes han sublimado durante décadas el contrabando y se mueven con soltura en las zonas grises del comercio internacional. Su economía, de hecho, crece a un ritmo del 3,9 % que muchos gobiernos envidiarían. China se ha negado en ocasiones a secundar las sanciones con el irrebatible argumento de su inutilidad y subrayado que solo la diplomacia resolverá la crisis. La medida aprobada hoy supone amoldarse a una política en la que no cree, renunciar al beneficio económico de las exportaciones norcoreanas y estropear aún más sus relaciones con Pionyang. La prensa nacional norcoreana ya acusó a China de “bailar al son de Estados Unidos” después de que devolviera sus barcos cargados de carbón en febrero.

Pekín lamenta que Trump la señale como la culpable de todos sus fracasos. La orden de investigar las prácticas mercantiles chinas que hoy tiene previsto firmar el millonario neoyorquino busca tanto presionar a China en el asunto norcoreano como responsabilizarla de los desajustes de su economía, según la prensa nacional.

DECEPCIÓN

El diario 'China Daily' ha advertido que esa orden “envenenará” las relaciones bilaterales. “Es imposible mirar esa decisión sin pensar en su decepción por lo que juzga como el fracaso de China en controlar a Corea del Norte”, dice el editorial. “Politizando el comercio solo conseguirá aumentar sus problemas económicos”, añade. El matutino también ha acusado a Trump de poner en riesgo la unidad de acción de la coalición internacional en la gestión de la crisis y avanzado que “las cosas se pondrán incluso más difíciles” si las dos grandes potencias se enfrentan.

En Pekín se da escasa credibilidad a las promesas estadounidenses de que el examen de su comercio y la crisis norcoreana no están relacionadas. La hemeroteca recuerda que Trump prometió a China un trato más favorable en cuestiones económicas si acentuaba su beligerancia contra Pyongyang.