Diez personas fueron ejecutadas el sábado por las autoridades chinas en la provincia de Cantón, al sur del país, tras ser juzgados públicamente y sentenciados a muerte por narcotráfico. Fueron sometidos a un juicio público el sábado ante miles de personas en el estadio de Donghai, en la ciudad cantonesa de Lufeng.

Dos tribunales populares de Cantón, el de Lufeng y el de Shanwei, se encargaron del proceso y condenaron a muerte a diez de los doce procesados que fueron ejecutados inmediatamente después de la sentencia.

Se desconoce la forma en que se llevaron a cabo las ejecuciones aunque sucedieron de forma privada, al contrario de lo que era habitual en China en la década de los 90 -la de ejecutar en estadios de forma pública-, pero que en los últimos años parecía haberse abandonado. Las autoridades defienden este tipo de práctica como una forma de demostrar a la ciudadanía la mano dura del Gobierno contra las drogas. Años atrás y, después de un desfile de prostitutas esposadas por las calles de Shenzhen, el Ministerio de Seguridad Pública prohibió las exposiciones públicas y cualquier otra medida que vulnerase la dignidad de los detenidos.

Esta región de China produce un tercio de la metanfetamina que consume China y también abastece los mercados asiáticos.