Hace unas semanas, Bruselas calificaba a China de "rival sistémico" y la UE endurecía su discurso ante un gigante asiático que, con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, se convirtió en la gran alternativa para Europa. Este martes, Bruselas y Pekín han conseguido dejar de lado sus muchas diferencias tras el compromiso del primer ministro chino, Li Keqiang, de garantizar una "igualdad de trato" a las empresas europeas en China, de abordar los subsidios industriales en el marco de la reforma de la OMC, y de intentar cerrar un acuerdo sobre inversiones en el 2020.

"Las negociaciones han sido difíciles pero fructíferas", ha resumido tras la vigésimo primera cumbre bilateral el presidente de la UE, Donald Tusk. Según fuentes europeas, la firma de la declaración estuvo en el aire hasta este mismo lunes en que los negociadores chinos cedieron y accedieron a incluir el tema de los subsidios industriales. "Es un gran avance" porque "por primera vez China acepta comprometerse con la UE sobre esta prioridad clave para la reforma de la OMC", ha valorado el polaco.

La cumbre también ha servido para reforzar el compromiso de ambos bloques a concluir en el 2020 un tratado sobre inversiones (que negocian desde hace seis años) que facilite el acceso europeo al mercado chino. "Es un buen paso pero necesitamos encontrar un mejor equilibrio y nivel de reciprocidad", ha reivindicado el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Este acuerdo deberá garantizar una apertura en los dos sentidos y evitar que haya "una trasferencia forzada de tecnologías".

Más allá de las relaciones comerciales, el encuentro también ha servido para abordar la situación de los derechos humanos porque "son tan importantes" como los intereses económicos", ha explicado Tusk. Pero han evitado entrar en detalles sobre los riesgos de espionaje relacionados con el 5G. El primer ministro chino ha pedido tratar a las empresas de su país de forma equitativa y respetar "la presunción de inocencia" y ha asegurado que su Gobierno nunca ha pedido a las empresas chinas que roben datos personales o infrinjan los secretos comerciales.