Hong Kong se ha despertado este jueves sobresaltada por unas imágenes que parecían confirmar sus pesadillas: las tropas chinas atravesando de madrugada la frontera. Es un movimiento rutinario que no sugiere ningún Tiananmén inminente pero, en plena escalada de protestas en la región autónoma, no están los tiempos para sustos en la excolonia.

Las imágenes de la prensa oficial china muestran a vehículos acorazados y camiones con la soldadesca en el puesto fronterizo de Port Huanggang y fuerzas de la Marina del Ejército de Liberación Popular (PLA) en la base de la isla de Stonecutters. El movimiento responde a la rotación anual del destacamento que el PLA tiene en Hong Kong desde su regreso a manos chinas en 1997. El relevo se ha repetido en 22 ocasiones desde entonces y siempre por estas fechas. "Las tropas están determinadas a proteger la soberanía nacional, la seguridad y el desarrollo. Cumplirán con su deber de defender Hong Kong y contribuirán a mantener la prosperidad y estabilidad de Hong Kong", ha destacado la agencia oficial Xinhua. También Macao ha recibido esta madrugada su ración de tropas frescas.

Un vistazo a la hemeroteca confirma que la prensa nacional ha informado cada año de estos relevos sin que los medios internacionales prestaran atención. Pero Hong Kong camina hacia su tercer mes de convulsiones sociales sin final a la vista, con la violencia desatada y una manifestación programada este sábado. Ese horizonte justifica preguntarse cuánto le durará la paciencia a Pekín ante la peor crisis social en más de tres décadas. Hasta ahora ha delegado la gestión en el Gobierno local y se ha limitado a colgar un par de vídeos propagandísticos en sus medios oficiales de su Ejército y antidisturbios.

8.000 SOLDADOS

Es más que probable que la rápida nota aclaratoria de Xinhua buscara evitar los malentendidos, especulaciones y apocalípticos pronósticos. "Esta rotación ha sido realizada tras una reflexión amplia. Si las tropas hubieran entrado en secreto, de noche y sin ninguna información, tanto la población como la prensa hongkonesa se hubiera asustado", ha afirmado el analista militar Zhou Chenming al diario isleño 'South China Morning Post'.

Hong Kong cuenta con unos 8.000 soldados en Hong Kong. Las tropas desfilaron hasta su sede del centro de la isla cuando acabó el periodo colonial y no se han vuelto a ver sus uniformes verdes. Aprovechan la noche para desplazarse siempre en vehículos cubiertos. El Ejército es un anatema en Hong Kong, vinculado aún a la matanza de Tiananmén, y su actuación movilizaría incluso a los sectores sociales moderados. Es más probable que Pekín traslade policías antidisturbios desde el interior para echar una mano a las desbordadas fuerzas de seguridad hongkonesas.

En la isla se esperan días intensos. Este sábado es una fecha sensible: se cumplen cinco años desde que Pekín reveló que el sufragio universal prometido incluiría un filtro previo de candidatos. La fórmula fue comprensiblemente desdeñada en la excolonia como un fraude democrático y estimuló la Revuelta de los Paraguas. El Frente Civil de Derechos Humanos ha convocado una manifestación que se prevé masiva y que, según han anunciado los organizadores, ha sido prohibida por la policía después de los disturbios del pasado fin de semana. La medida carece de efectos prácticos: las contadas concentraciones que no han sido permitidas en los últimos tres meses han salido adelante con olímpico desprecio a los cinco años de cárcel que contempla la ley por el delito de asamblea ilegal.

La manifestación es potencialmente conflictiva. Primero, porque los activistas han acentuado su violencia y atacan ya sin bridas a la policía. Y segundo, porque acabará en la oficina de enlace de Pekín, donde se han vivido algunos de los disturbios más fragorosos. El bando antigubernamental ha convocado también una huelga general para el lunes.