La City impone. Sus rascacielos acristalados de moderno diseño lucen junto a edificios centenarios de arquitectura clásica. El tráfico es intenso y no es fácil caminar por las aceras más concurridas, y menos aún un día lluvioso y frío como el de esta jornada electoral. Desde la calle es fácil percibir detrás de los cristales mojados de algunos edificios a los empleados de los grandes bancos y grupos financieros trabajar sentados frente a sus ordenadores.

Desde esos despachos se toman decisiones que afectan a la economía mundial, se castiga a aquellos estados que no se ajustan a la leyes más liberales del mercado y se especula a favor del dinero de las grandes fortunas. La crisis del 2008 hizo temblar sus cimientos y no es seguro que no vuelva a ocurrir lo mismo si se mantiene la incertidumbre política en el Reino Unido tras los resultados de las elecciones de hoy y el inminente brexit. La City, al igual que los mercados, anda inquieta.

Es hora de comer, y los restaurantes de la zona se llenan de empleados de las grandes corporaciones financieras. En La Piazzetta hay un buen número de ellos, casi todos hombres y jóvenes. Parecen sacados de un mismo patrón. Gabardina de tres cuartos, bufanda anudada al cuello, camisa blanca y no necesariamente con corbata. No es fácil entablar conversación con ellos. Se muestran esquivos y desconfiados con los extraños y más con los extranjeros. Es conocido que en la City impera la ley del silencio.

FUTURO ECONÓMICO

Pero Mike es una excepción. Ha salido a fumar un cigarrillo al exterior con una cerveza en la mano. Aún no ha votado, lo hará más tarde y por el Partido Conservador. Estoy a favor del brexit y creo que Boris Johnson es la persona indicada para llevarlo a cabo, afirma. Estoy seguro de que a los británicos nos va ir mucho mejor fuera de la Unión Europea, añade. De 31 años, Mike trabaja en una de esas grandes compañías de seguros. Dice que no está preocupado "por el futuro económico del país, más bien es optimista. Cuando se le pregunta por el líder laborista, Jeremy Corbyn, suelta una sonora carcajada. Es un tipo muy contradictorio. Ni siquiera es capaz de definirse claramente sobre el brexit.

Minutos después se incorpora a la conversación uno de sus colegas, también fumador. Alex es más joven, tiene 24 años, y explica que su familia es laborista. No cree en Johnson, pero tampoco en Corbyn, precisamente por su postura respecto al brexit. Él es un remainer convencido. Ya ha ido a votar y lo ha hecho por el Partido Liberal Demócrata. Una vez solos, Alex señala a sus colegas del interior del bar, a los que ya se ha unido Mike, y así por lo bajo dice: Todos son tories y solo les interesa ganar y ganar dinero. El brexit va a tener una incidencia muy negativa en el sector de los seguros, advierte.

Mike y Alex forman parte de las más de 450.000 personas que cada día entran en la City a trabajar. De hecho, en este inmenso centro de negocios residen pernamentemente apenas 8.000 personas. Algunas de ellas se han acercado a votar a la calle de Artiza, situada muy cerca de La Piazzetta. En la puerta, protegiéndose de la lluvia, hay dos mujeres que representan al Partido Laborista, Mary, y al Partido Liberal Demócrata, Kelly. Ambas supervisan la entrada de los votantes. No se confunda, este es un barrio mixto, no todo el que vive aquí es muy rico, advierte la militante laborista, que señala un edifico vecino de viviendas de protección social.

VOTO ÚTIL

Kelly, por su parte, confía en que el candidato de su partido, Chuka Umanna, dé la gran sorpresa y se haga con el escaño que está en juego en la circunscripción de la que forma parte la City, Cities and Westminster, que no solo incluye el centro financiero sino también el político del Reino Unido. Recientes encuestas indicaban que Umanna, hijo de padre nigeriano, podría arrebatar el asiento en el Parlamento británico a la candidata conservadora. Nickie Aiken.

A pesar de que la aspirante 'tory' sacaba en noviembre una ventaja de seis puntos a Umanna --exdiputado laborista remainer que se pasó a los liberales demócratas--, un sondeo elaborado por la empresa Deltapoll señalaba que podría ganar si electores laboristas del distrito optaban por el voto útil y le acababan votando. De ser así y ganar Umanna, una persona muy popular, sería la primera vez que un candidato no conservador se llevara la victoria en el centro de Londres desde 1874. Sin duda, perder en el distrito financiero y político sería un fuerte revés para Johnson.