La Parada, una barriada de la ciudad colombiana de Cúcuta y en donde está ubicado el principal paso fronterizo con Venezuela, fue militarizada para tratar de controlar el tránsito por las trochas durante la cuarentena decretada por el Gobierno para contener el covid-19.

A este populoso barrio que bordea el lado colombiano del puente internacional Simón Bolívar, suelen llegar a diario miles de personas y aunque la mayoría hacen escala para seguir a otro lugar, muchos se quedan en allí en condiciones de hacinamiento que preocupan a las autoridades.

Cumplir con la cuarentena

A pesar de que el Gobierno cerró las fronteras con Venezuela desde el pasado 14 de marzo, el Ejército desplegó tropas en la zona y puso en marcha un plan de seguridad para reducir el ingreso informal de decenas de venezolanos que todavía intentan llegar a Colombia.

Además, los soldados del Grupo Maza de la Trigésima Brigada, permanecerán en el sector para controlar que los lugareños cumplan la cuarentena que desde hoy es obligatoria en todo el país como medida preventiva para controlar la propagación del covid-19, del que ya hay 470 casos confirmados, de los cuales fallecieron cuatro y se recuperaron ocho.

En La Parada, donde según las autoridades se ha cumplido hasta el momento la orden de aislamiento, la presencia del Ejército y la Policía ha sido constante desde el fin de semana cuando las autoridades locales establecieron un simulacro de cuarentena.

Operativo militar

Aunque en Villa del Rosario, municipio en donde está situada La Parada y que forma parte del área metropolitana de Cúcuta, todavía no se ha confirmado el primer caso de coronavirus, las autoridades están tomando las medidas pertinentes para evitar que el covid-19 se expanda en la zona.

El alcalde de Villa del Rosario, Eugenio Rangel, recorrió la zona desde temprano para acompañar el operativo militar y comprobar que las medidas tomadas por su administración sean cumplidas por los ciudadanos. Con el operativo militar, que fue concertado con el Gobierno nacional, el alcalde espera enfrentar dos grandes crisis que vive el municipio: la situación sanitaria por el covid-19 y el aumento de la migración venezolana.

Inmigración venezolana

Medios locales registraron la operación que realizan todos los días un grupo de personas para guiar por las trochas a los inmigrantes, a quienes les cobran hasta menos de 5.000 pesos colombianos (poco más de un dólar) por ayudarlos a evadir los controles de seguridad en la frontera.

Por la situación de aislamiento, muchos de ellos -incluso con bebés en brazos y sin alimentos- se han visto obligados a regresar caminando hasta Venezuela; una circunstancia extrema por la que las autoridades militares les permiten el paso hacia su país.

A pesar de que desde hace 12 días los pasos fronterizos con Venezuela se cerraron, para el alcalde de Villa del Rosario sigue siendo preocupante el hacinamiento de algunos migrantes en viviendas del sector, una zona por donde pasan a diario desde hace casi tres años más de 36.000 venezolanos.