Son 38 nombres propios, ocupando una larguísima papeleta de más de un metro de longitud en la que los votantes deberán marcar su preferencia. Pero solo tres candidatos tienen posibilidades reales de alcanzar la presidencia de Ucrania en las elecciones que se celebrarán este domingo en ese país de Europa oriental: Volodymyr Zelenskiy, un humorista que ha fraguado su popularidad entre los ciudadanos en programas televisivos de sátira, Petró Poroshenko, el jefe de Estado saliente, y Yulia Timoshenko, dos veces primera ministra y líder de Batkivish, un movimiento político de centroderecha.

Si, como auguran las encuestas, ninguno de los tres obtiene más de la mitad de los sufragios emitidos, los dos aspirantes posicionados en cabeza concurrirán a una segunda vuelta, a celebrar el 21 de abril. Zelenskiy, sin experiencia política alguna, encabeza los sondeos con una cómoda ventaja con alrededor del 25% de intenciones de voto. La segunda posición en esta primera vuelta se la disputarían Timoshenko y Poroshenko, con un porcentaje de apoyos que ronda el 15%-16%.

Sin experiencia política alguna, el aspirante favorito en los sondeos encarna, en la serie de televisión 'El siervo del pueblo', un personaje que tiene mucho de autobiográfico y que está muy relacionado con su propia trayectoria personal: se trata de un profesor en un pueblo ucraniano que se convierte en jefe del Estado después de que su discurso contra la corrupción tuviera un enorme impacto en internet.

Todo ello es posible que se vuelva en contra de Zelenski en la más que probable segunda vuelta, cuando los electores deban aparcar a un lado las emociones y decidan con la cabeza fría quién quieren que les gobierne durante los próximos cinco años. En una entrevista concedida a 'Nóvaya Gazeta', Andriy Kulikov, director de la emisora independiente Hromadske Radio, considera que lo que la estrella televisiva pretende presentándose a los comicios es "reforzar su imagen para lograr nuevos éxitos en su propia esfera", una pretensión de notoriedad pública, sin demasiadas ambiciones políticas, parecida a la que se le atribuyó en su día a la 'celebrity' rusa, la liberal Ksenia Sobchak, durante las elecciones presidenciales del pasado año.

PUESTOS DE RESPONSABILIDAD

Tanto Poroshenko como Timoshenko han ocupado puestos de responsabilidad en el Gobierno, lo que les concede un buen conocimiento del aparato estatal y, sobre todo, la capacidad de emplear, en tiempo de elecciones, esos "recursos administrativos" que conceden, en todos los países del espacio exsoviético, una gran ventaja a los candidatos oficialistas, aclara Kulikov. Desde Kiev, un elector explicaba a este diario cómo la presencia de carteles y retratos del presidente en las calles capitalinas era abrumadora.

Poroshenko promueve como principal baza para ser reelegido su gestión del conflicto con Rusia, que ha conseguido contenerlo y 'encapsularlo' en el este del país y en Crimea. Cuando llegó al poder, en el 2014, la desintegración amenazaba al Estado ucraniano, con amplias regiones habitadas por rusohablantes en las que estaba tomando cuerpo la rebelión contra las nuevas autoridades proeuropeas de Kiev emergidas de la revolución de Maidán. Además, ha sido el principal artífice de uno de los escasos tantos que Kiev se ha marcado en su pulso con Moscú en estos casi cinco años de conflicto: el reconocimiento de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana por parte del patriarca de Constantinopla, la máxima autoridad religiosa del cristianismo oriental.

Su rival, Timoshenko, le ha golpeado donde más le puede doler: las lagunas y la escasa voluntad mostrada en la lucha contra la corrupción. Y lo ha hecho con palabras que suenan a posible vendetta política en caso de que su candidatura triunfe. Hace tres semanas, tras acusar al jefe del Estado y a su entorno de sobornar a los electores y de malversación de fondos públicos durante la campaña, advirtió que tras los comicios Proshenko será "investigado" y no se le permitirá salir del país mientras duren las pesquisas. Dirigiéndose a su contrincante, le advirtió: "Se le hará responsable (a usted) de cada 'kópek' robado al pueblo de Ucrania".

La sombra de Rusia planeará sobre los comicios, y la gestión de las relaciones con el Kremlin ha sido uno de los principales temas de campaña. Los tres favoritos prometen "defender" al país ante la "agresión" procedente del este y la recuperación de los territorios perdidos. Con una firme orientación hacia la UE y la OTAN, en Ucrania todo apoyo procedente de Moscú se ha vuelto "tóxico" para cualquier político, escribe Konstantin Skorkin, especialista en temas ucranianos, en 'The Moscow Times'. "Las elecciones ucranianas demuestran que el viejo modelo de relaciones entre las exrepúblicas soviéticas", en el que el Kremlin ejercía de "arbitro" y "moderador", "ha colapsado", concluye Skorkin.