Los augurios demoscópicos se hicieron realidad. El comediante Volodymyr Zelenskiy y el presidente saliente Petró Poroshenko se disputarán la presidencia de Ucrania en la segunda ronda de las elecciones que tendrá lugar el próximo 21 de abril, según los sondeos a pie de urna difundidos al cierre de los colegios electorales. De acuerdo con estas proyecciones, realizadas hasta las seis de la tarde, Zelenskiy habría recabado alrededor del 30% de los votos, mientras que el actual jefe del Estado un 17,8%. Estas predicciones, de confirmarse, dejarían fuera de la liza electoral a la exprimer ministra Yulia Timoshenko, la tercera candidata en discordia, a quien conceden tan solo el 14,2% de los votos.

Las reacciones no se han hecho esperar en cuanto fueron difundidos estos datos. «Esto no es más que un primer paso hacia una gran victoria», ha proclamado Zelenskiy, eufórico, en la sede de su campaña en Kiev. «Una nueva vida va a empezar, una vida donde no habrá corrupción, donde no habrá sobornos....una vida en un nuevo país, en el país de nuestros sueños», ha destacado.

Poroshenko, consciente de las críticas contra él por la falta de decisión mostrada durante los últimos cinco años en la lucha contra la corrupción, ha adoptado un tono de humildad a la hora de valorar los resultados. «No siento ninguna euforia; entiendo la señal que la sociedad ha dado al Gobierno actual», ha destacado. En su intervención, ha tenido palabras para las generaciones más jóvenes, el segmento de población en el que más ha cundido el desengaño por las promesas incumplidas tras la revolución de Maidán en el 2014. «Entiendo las razones de vuestro desafecto; os oigo y os pido que me escuchéis también; todo lo que hemos hecho durante los últimos cinco años es para los jóvenes, para la futura generación», ha concluido.

Por su parte Timoshenko, la gran derrotada de la jornada, se ha negado a aceptar los resultados y ha aireado sospechas de manipulación electoral, conminando a sus seguidores a seguir de cerca el recuento de votos. «Id a los colegios y defended el resultado final», ha conminado. Según los datos de su partido, su candidatura se halla en segunda posición, con alrededor del 20% de los votos.

La aspirante presidencial y líder del partido Baktivschyna no ha hecho más que repetir unos argumentos esgrimidos durante toda la campaña electoral, marcada por las acusaciones de fraude, manipulación y compra de votos. El hecho de que fuerzas ultranacionalistas ejercieran de observadores electorales inquietó a muchos representantes internacionales, que en sus reuniones con Poroshenko en los días previos a los comicios le han reiterado una y otra vez la necesidad, ante todo, de respetar la limpieza de las votaciones.

Sin incidentes / La jornada electoral se desarrolló sin incidentes dignos de mención. Los colegios electorales, eso sí, no abrieron sus puertas en Donetsk y Lugansk, bajo control de las milicias prorrusas, una circuntancia que priva a las formaciones y candidatos que defienden un acercamiento a Moscú de un porcentaje importante de los apoyos de que disponían antes de la revolución de Maidan y del inicio de la guerra. Y es que la cuestión de las relaciones con el Kremlin ya genera consenso nacional, ya que ninguno de los tres principales candidatos defiende una aproximación al Kremlin y a Moscú. Tan solo Yuri Boiko, exviceprimer ministro y ministro de Energía, candidato de la prorrusa Plataforma Opositora, defiende reparar las relaciones con el Kremlin e iniciar conversaciones con los líderes de la rebelión en Donetsk y Lugansk.

Los electores de Crimea que aún poseeen pasaporte ucraniano pudieron depositar su voto si cruzaban la frontera. Los ciudadanos ucranianos residentes en Rusia, en cambio, no han podido acudir a las sedes consulares a votar. La experiencia de Poroshenko y su clara apuesta por integrar al país en la Unión Europea y en la OTAN, jugarán a su favor de cara a la segunda vuelta de los comicios.