« Una pastilla difícil de tragar». Con este símil tan visual, la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, se refirió ayer al presupuesto de 1.074 billones de euros aprobado por los 27 estados miembros de la UE para los próximos siete años. En una maratoriana cumbre europea el pasado fin de semana, el Consejo Europeo también pactó un fondo de recuperación de 750.000 millones de euros –390.000 en ayudas directas– para paliar las graves consecuencias económicas provocadas por la pandemia del coronavirus.

En el transcurso del plenario en el Parlamento Europeo (PE) para valorar las conclusiones de la cumbre, Von der Leyen siguió ayer con los símiles. El fondo de reconstrucción, calificado de «histórico» por la decisión de los Estados miembros de endeudarse masivamente por primera vez, es la «luz» frente a la «sombra» del presupuesto, significativamente recortando en educación, migración y defensa.

«El acuerdo del Consejo Europeo proporcionó la luz al final del túnel, pero con la luz también viene la sombra. Y en este caso, la sombra tiene la forma de un presupuesto de la UE para el largo plazo muy ajustado», constató la presidenta de la CE en su comparecencia ante el plenario que debe dar el definitivo visto bueno a los números.

A juzgar por las declaraciones del presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, tras un encuentro con los distintos grupos parlamentarios el miércoles, la Eurocámara «no acepta» el presupuesto en la forma en la que fue planteado y presentará una remodelación. «Hay una propuesta encima de la mesa pero nos gustaría mejorarla, sobre todo para tratar de dar respuesta a algunos de los recortes que hemos considerado injustificados», detalló Sassoli.

Von der Leyen asumió que se ha podido cubrir casi en su totalidad «el agujero de alrededor de 70.000 millones de euros» que la retirada del Reino Unido del club comunitario ha dejado en las cuentas de los Veintisiete. «Todos los países deben pagar más», dijo.

Las principales formaciones del Parlamento Europeo decidieron que no darán su visto bueno al presupuesto de la UE para los próximos siete años acordado los jefes de Estado y Gobierno si no se revierten los recortes que contempla.

Los líderes del Partido Popular Europeo (PPE), el grupo Socialistas y Demócratas (S&D), los liberales de Renovar Europa, Los Verdes e Izquierda Unitaria Europea (GUE), expresaron las líneas básicas de una resolución aprobada por el Europarlamento. «Hay muchos puntos que queremos criticar», dijo el líder del PPE, Manfred Weber. «Sobre el presupuesto, creemos que no da respuestas a los desafíos de los próximos siete años, tiene que estar más centrado en el futuro», concluyó no sin celebrar con anterioridad el acuerdo en términos generales.

El alemán criticó los «drásticos recortes» en sanidad –«increíble en una pandemia», dijo–, la rebaja en la dotación para el programa europeo de investigación Horizonte, la reducción del dinero europeo que se destinará a migración y gestión de fronteras y los recortes en los programas Erasmus. «Europa no es un cajero para los presupuestos nacionales», reivindicó.

«La UE demuestra haber aprendido de los errores de la crisis del 2008. Ahora, las personas serán nuestra prioridad. Debemos concentrar nuestros esfuerzos en las transformaciones necesarias para una sociedad más verde, justa y digital», defendió la española.

El portavoz más crítico con el acuerdo fue el del grupo Identidad y Democracia, Nicolas Bay, quien advirtió de la «deuda colosal» que contraerá la UE y reclamó que la crisis sanitaria no se convierta en «el nuevo pretexto para seguir construyendo la UE no solo contra los pueblos sino también contra sus intereses fundamentales». H