Amiram Ben-Uliel, el extremista israelí que lanzó una bomba incendiaria a una vivienda palestina y mató a tres miembros de la familia Dawabshe, entre ellos un bebé, fue hoy condenado por tres asesinatos y dos intentos de asesinato. El ataque tuvo lugar en julio del 2015, en la localidad palestina de Duma, cerca de Nablus (norte de Cisjordania), a las 4 de la madrugada, cuando el condenado lanzó un cóctel molotov dentro de la vivienda, prendiéndole fuego mientras la familia dormía.

Los fallecidos fueron el matrimonio Saad y Reham Dawabshe y su bebé, Alí, de 18 meses, mientras que el otro de sus hijos, Ahmed, que entonces tenía 4 años, sobrevivió, pero con quemaduras en el 60% del cuerpo y estuvo durante meses ingresado en un hospital israelí.

El Tribunal de Distrito de Lod ha considerado que Ben-Uliel, de 25 años y residente en una colonia judía en Cisjordania, actuó con "conspiración para cometer un crimen de odio" y, aunque ha declarado que no pertenece a una "organización terrorista", la sentencia considera el crimen como un "acto de terror", lo que puede agravar la pena. La corte hará otra vista el 9 de junio, antes de confirmar la pena definitiva.

Sospecha de otros atacantes

Husein Dawabshe, padre de Reham, declaró tras conocer el veredicto: "Siento que el juicio se hizo para otros, no para mí. No traerá de vuelta a mi hija, su marido y a mi nieto. Pero no quiero que otro niño tenga que estar en el lugar de Ahmed. Hemos pasado por un gran trauma y no lo olvidaré en cien años", informó el diario israelí 'Haaretz'.

El tribunal señaló que no es posible descartar que Ben-Uliel, que confesó su crimen, haya ocultado la participación de otras personas en el ataque.