Pocas horas después de que Donald Trump volviera a restar credibilidad a las conclusiones del espionaje estadounidense sobre la interferencia rusa en las pasadas elecciones, quedó de manifiesto en el Senado que sus correligionarios no lo tienen tan claro. El líder republicano en la cámara alta, Mitch McConnell, mostró su apoyo a la investigación que promueven varios senadores de ambos partidos para esclarecer las conclusiones de los servicios de inteligencia estadounidenses, que han acusado al Kremlin de robar y filtrar información para favorecer la candidatura del magnate. McConnell no llegó a decir si está de acuerdo con las opinión de la CIA, pero sí puso de manifiesto que no comparte las simpatías de Trump hacia el Gobierno de Vladimir Putin. “Los rusos no son nuestros amigos”, dijo en una rueda de prensa.

Al igual que ha hecho el líder demócrata en el Senado, McConnell sostuvo que el asunto se debe afrontar como un proyecto bipartidista y dijo que no hace falta crear un comité especial para investigar el espionaje ruso porque el Comité de Inteligencia del Senado tiene medios suficientes para hacerlo. “Obviamente, cualquier intrusión extranjera en nuestro entramado de ciberseguridad es preocupante y yo condeno de la forma más vigorosa cualquiera de esos intentos”, dijo el senador por Kentucky. Trump ha elegido a su mujer, Elaine Chao, para dirigir el Departamento de Transporte, una designación que se ha interpretado como una mano tendida a los republicanos del ‘establishment’.

La inteligencia estadounidense no tiene dudas de que Rusia pirateó los sistemas de numerosas instituciones y personalidades políticas. En lo que difieren sus agencias es en los presuntos motivos de sus acciones, según 'The New York Times'. Algunas creen que el Kremlin lo hizo solo para socavar a la democracia estadounidense. Otras, como la CIA, para ayudar a Trump a ser elegido. El magnate ha restado toda credibilidad a esas conclusiones y se ha mofado del espionaje recordándoles sus errores durante la guerra de Irak. “Me parece ridículo. Creo que no es más que otra excusa. No me lo creo”, dijo el domingo en una entrevista con Fox News.

MALESTAR EN LA CLASE POLÍTICA

Sus ataques a los servicios de inteligencia han creado malestar entre la clase política y las agencias afectadas. “Yo tengo la máxima confianza en la comunidad de inteligencia y especialmente en la CIA”, ha dicho esta mañana McConnell. Otros, como el también senador republicano, John McCain, han dicho no tener dudas sobre las conclusiones y han descrito la aparente interferencia rusa como“otra forma de guerra”.

A falta de saber si se pondrá en marcha la investigación en el Senado,Trump sigue haciendo política desde Twitter, su plataforma de comunicación favorita para lanzar globos sonda y ajustar cuentas con sus detractores. Este lunes volvió a disparar contra la industria militar. El presidente electo aseguró que está dispuesto a reevaluar el programa de compra de cazabombarderos F35de última generación por sus elevados costes. “El programa de los F35 y sus costes está fuera de control. Se pueden y se deben ahorrar miles de millones de dólares en compras después del 20 de enero”, dijo en 140 caracteres. La semana pasada había cargado contra Boeing por el coste del Air Force One que transporta al presidente.

Desde Lockheed Martin, la compañía que fabrica los F35, uno de sus ejecutivos aseguró que se han hecho diversos ajustes para reducir significativamente los costes de los aviones, que son los más caros del arsenal estadounidenses. Dos de esos F35 tienen que llegar hoy a Israel. Serán los primeros que se entreguen al Ejército de Gadi Eisenkot, aunque el acuerdo contempla un total de 50 de aquí a 2022. El 'Jerusalem Post' sostiene que si Trump reduce el número de aeronaves adquiridas por el Pentágono, se incrementarán los costes para el Departamento de Defensa israelí.