Con solo el control de la Cámara Baja del Congreso y en minoría en el Senado los demócratas tienen opciones muy limitadas de poner freno a Donald Trump cuando sienten que abusa de su poder ejecutivo. En ocasiones, no obstante, hay pasos de fuerte carga simbólica para recordarle que hay un sistema de pesos y contrapesos y un reparto de poderes. También para dejar en los registros una posición. Ayer, uno de esos pasos llegó respecto a la crisis iraní.

La Cámara Baja votó una resolución para limitar las acciones militares del presidente en o contra Irán sin autorización del Congreso o si no es en defensa ante un ataque inminente. Y en ese contenido están las dos principales críticas a la decisión reciente de matar a Qasim Soleimani en Irak.

Trump lo hizo sin consultar al Congreso y argumentando que el general representaba una amenaza «inminente», pero buena parte de la bancada demócrata y un par de senadores republicanos libertarios, Mike Lee y Rand Paul, cuestionaron como insuficientes las explicaciones que la Administración ha dado.

El propio Lee no escondía su estupefacción cuando los enviados de la Casa Blanca parecieron indicar que no habría ningún caso en que Trump pediría permiso al Congreso. Cuando se les planteó la hipotesis de si lo haría para matar al guía supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, evitaron contestar.

Los demócratas han elegido un tipo de resolución no vinculante para evitar que tenga que ser firmada por Trump. «Es una declaración del Congreso de EEUU y no dejaré que sea minimizado dependiendo de si el presidente la veta o no», dijo Pelosi antes de la votación. Pese a que el texto no tenga garra legal, su mera presentación, debate y voto sirvió debatir sobre la actuación de Trump en Irán.