El conservador Partido de la Independencia ha ganado las elecciones legislativas en Islandia con el 29,1 % de los votos, con más del 80 % escrutado, aunque depende de una nueva fuerza para seguir en el poder. El Partido Pirata, formación antisistema, ha obtenido buenos resultados -con el 14,4% más del doble que en las elecciones del 2013-, pero lejos de las cifras que le otorgaban los últimos sondeos. Se sitúa como tercera formación. Las fuerzas de izquierda tampoco suman la mayoría necesaria para lograr ser una opción de Gobierno.

Reforma, escisión pro UE de los conservadores, que es quinta con el 10,4 %, sería indispensable para que el actual ministro de Finanzas, el conservador Bjarni Benediktsson, pueda convertirse en primer ministro.

La coalición en el poder se ve lastrada por el hundimiento que registra el Partido Progresista, cuarto con el 11,5 %, castigado por la vinculación del exprimer ministro Sigmundur David Gunnlaugsson con el escándalo de los papeles de Panamá, que provocó su dimisión en abril y el adelanto de estas elecciones.

El Movimiento de Izquierda Verde logra la segunda plaza con el 15,8 %, por delante del Partido Pirata.

El Partido de la Independencia ha ganado todos los comicios generales en Islandia salvo en 2009, en medio de la mayor crisis económica de la historia reciente de este país.

El Partido Progresista es el gran perdedor, tras registrar una caída de 13 puntos porcentuales y ceder 11 de sus 19 escaños.Los socialdemócratas pasan de ganar en 2009 con casi el 30 % y colocar a Jóhanna Sigurdardóttir de primera ministra a ser ahora la fuerza más pequeña de un Parlamento que por primera vez contará con siete partidos.

Los rojiverdes suben en cambio casi 5 puntos y ganan 3 diputados hasta 10, uno más que el Partido Pirata, que triplica los suyos hasta 9 y pasa del 5,1 % al 14,4 %, un resultado pobre si se considera que lideró los sondeos durante un año y hasta hace un mes era la primera fuerza.

Los siete escaños que obtiene Reforma serán determinantes, aunque su actitud ambigua despierta dudas: a pesar de su mayor cercanía ideológica negó su apoyo en campaña a un gobierno de centroderecha, pero también rechazó participar en las conversaciones del bloque opositor, que culminaron con una declaración conjunta.