Oskar Gröning, más conocido como ‘el contable de Auschwitz’, ha muerto. Según ha avanzado el diario ‘Der Spiegel’, el anciano alemán exmiembro de las SS hitlerianas falleció el pasado viernes a los 96 años en el hospital donde se encontraba ingresado. Aunque el juez aún no ha recibido un certificado oficial de defunción, con la muerte de Gröning Alemania cierra uno de los grandes juicios tardíos al nazismo.

El 15 de julio del 2015, Gröning fue condenado por el tribunal de Lüneburg, en el norte de Alemania, a cuatro años de prisión al considerar que fue cómplice del asesinato de hasta 300.000 judíos en el tristemente famoso campo de exterminio nazi. Ahí, ‘el contable de Auschwitz’ se encargaba de confiscar las pertenencias a los prisioneros, clasificarlas y enviar el dinero a las SS de Berlín.

Ya en el 2015 Gröning no tuvo reparos en declararse “moralmente cómplice” de las atrocidades perpetradas en Auschwitz, pues conoció desde su llegada al campo en 1942 que ahí se gaseaba a los judíos, y aprovechó para pedir perdón. A pesar de reconocer su culpa, Gröning tuvo dilemas morales y siempre se vio a sí mismo como un colaborador de los nazis, no como un asesino. Tras la sentencia, sus abogados recurrieron el auto judicial en hasta tres instancias, lo que paralizó su ingreso en prisión.

Finalmente, el 29 de diciembre del año pasado el Tribunal Constitucional alemán desestimó todos esos recursos y sentenció que, a pesar de su precario estado de salud, el nonagenario condenado debía ingresar en prisión y cumplir su condena. Entonces Gröning solicitó a la ministra de Justicia del ‘land’ de Baja Sajonia, Barbara Havliza, ser perdonado, una decisión que debía tomarse esta semana. Su muerte pone punto y final al caso.

Caso histórico

Según recapitula la prensa alemana, el de Gröning es uno de los grandes casos en la historia legal de Alemania, ya que replanteó el modo en que la justicia persiguió a los implicados en el Holocausto. La primera investigación contra ‘el contable de Auschwitz’ se cerró en mayo de 1985, en la que también se acusó a otros participantes del aparato económico nazi. Entonces la justicia alemana desestimó acusarlo de asesinato, algo que revirtió un tribunal de Hannover en el 2014, que sí prosperó.

La sentencia contra Gröning supuso un hito en la persecución de los crímenes nazis, pues por primera vez la justicia condenaba a alguien por su complicidad sin tener pruebas de una actividad individual. ‘El contable de Auschwitz’ no gaseó a los 300.000 judíos que fueron exterminados en el campo de concentración ubicado en Polonia, pero con sus actos contribuyó a engrasar la maquinaria de la muerte y la estructura económica del Tercer Reich.

Nacido en 1921, Gröning ingresó con tan solo 20 años en las Waffen-SS. Dos años más tarde, en 1943 se mudó a Auschwitz, donde confiscó los objetos personales de los presos para hacer las transferencias a Berlín. Tras la caída de la Alemania nazi fue internado en un campo británico y posteriormente volvió a la vida civil. Se calcula que de los hasta 6.500 hombres y mujeres que sirvieron al nazismo desde las SS tan solo unos 50 fueron sentenciados a penas de prisión. Aún sin pisar la cárcel, Gröning no evitó su castigo.