Giuseppe Conte quiere un reset absoluto. El renacido primer ministro italiano, ahora a cargo de un Gobierno inclinado hacia Bruselas, asumió ayer los 29 puntos del programa escrito por el Movimiento 5 Estrellas (M5S) y el Partido Democrático, en su primer discurso en el Congreso italiano como jefe de la nueva coalición. La mayoría parlamentaria otorgó la confianza a Conte, y hoy deberá hacer lo mismo el Senado.

En su alocución, Conte -quien durante su discurso de 35 folios repitió hasta 36 veces la palabra Europa- dejó claro que su Gobierno planea cambios en las leyes migratorias y en las decisiones europeas en materia económica y financiera. El primer ministro italiano advirtió sobre la necesidad de mejorar la situación socioeconómica de las clases medias y bajas italianas, algo por lo que también pidió «mejorar» el Pacto de Estabilidad Europeo. Este acuerdo es el que fija el límite del déficit de los Estados europeos al 3% del PIB y una deuda pública que no supere el 60% del PIB. Es necesario «favorecer el crecimiento, la innovación, la sostenibilidad social y ambiental, la cohesión interna y la competitividad», afirmó. Por ello, el Gobierno colaborará con Bruselas para «reformar la Unión Económica y Monetaria y la unión bancaria», a través del «establecimiento de un presupuesto para la zona del euro, de un seguro europeo contra el paro y de una garantía de depósito europea».

La promesa de Conte es cambiar los tonos de la política transalpina, dentro y fuera del país. Se quiere recuperar «con humildad un método de conducta política» que «valorice la sobriedad y el rigor», subrayó Conte. Hay que dejar atrás «el ruido de las proclamas inútiles y de las declaraciones belicosas», continuó al repetir conceptos ya dichos el día de su dimisión el 20 de agosto (cuando el M5S rompió definitivamente con la Liga del ultraderechista Matteo Salvini).

Por ello, un táctico Conte insistió nuevamente en que la solidaridad de la UE tendrá que ser real y no solo de palabra. Lo hizo al citar a la filósofa judía de origen alemán Hannah Arendt y a Giuseppe Saragat (1898-1988), un socialista moderado que fue presidente de la Asamblea Constituyente y que hizo de Italia una República después de la segunda guerra mundial. Conte no se olvidó ayer de volver a criticar a Salvini, aunque sin citarlo.

El que hasta hace un mes parecía el dueño de Italia tiene ahora nuevos frentes abiertos. En los últimos días, Salvini ha sido atacado tanto por sus exsocios del centroderechista Forza Italia, como por representantes de la vieja guardia de la Liga, quienes desde siempre han visto con malos ojos la destrucción de los cuadros intermedios. Uno de ellos, el exministro Roberto Maroni, lo criticó directamente. «Salvini se equivocó y ahora este Gobierno durará», afirmó. Salvini participó ayer en una pequeña manifestación en Roma organizada cerca del Parlamento por el partido ultraderechista Hermanos de Italia, y los movimientos extraparlamentarios profascistas de Casapound y Forza Nuova. «¡Duce¡ ¡Duce!», fueron algunos de los gritos que se escucharon, en homenaje al difunto dictador fascista Benito Mussolini.