Italia tiene desde ayer un nuevo Gobierno, después de la crisis más «psicodélica» de la historia, según la definición más repetida en estos días, por haberla comenzado sin una causa concreta y cuando la mayoría de los electores y parlamentarios estaban de vacaciones. Giuseppe Conte, que repite en el cargo, será el primer ministro, pero con una mayoría distinta. En el lugar de la Liga de Matteo Salvini están los progresistas del Partido Demócrata (PD), lo que explicaría la flexibilidad con la que los antisistema del Movimiento 5 Estrellas (M5S) pueden estar con la derecha o con la izquierda, materia de análisis para los comentaristas.

El nuevo Ejecutivo comprenderá 21 ministros. Diez por la parte del M5S, nueve por el PD, un técnico y uno del partido de izquierda Libres e Iguales (LEU). La mayoría son caras nuevas, lo que según el PD debería demostrar «la discontinuidad» con el gabinete anterior. De los 21, siete son mujeres. Ocupan Interior, Fomento, Agricultura, Trabajo, Innovación tecnológica, Administración Pública e Igualdad.

Después de haber tenido que renunciar a seguir como viceprimer ministro, Luigi Di Maio, líder del M5S, ha pasado a ocuparse de Asuntos Exteriores, que en Italia ha sido con frecuencia un lugar para aparcar a políticos. La prensa italiana subraya que «deberá viajar con intérprete», ya que su inglés es bastante elemental.

EL PROGRAMA / Hoy los 21 elegidos jurarán el cargo y en los días siguientes Conte presentará el programa de gobierno ante las Cámaras, donde no debería haber sorpresas respecto a un voto mayoritario de confianza. Lo más difícil vendrá después, con la convivencia en el Gobierno de un partido joven y que cuenta con personas aún inexpertas y otro heredero de la vieja escuela comunista y con una larga trayectoria.

El texto del programa, repartido en 29 puntos o aspectos temáticos, es un «aceptable compromiso» entre dos partidos que hasta hace un mes se ignoraban, según apuntan los medios italianos. Predominan los aspectos sociales, mientras que el Ministerio de Economía -punto débil del país según la UE- ha sido bien apuntalado con Roberto Gualtieri, de 53 años, actual eurodiputado por los progresistas y miembro de la Comisión de Asuntos Económicos de la UE. «Un bien para Italia y para Europa», manifestó inmediatamente Christine Lagarde, presidenta del BCE.

La titular de Interior y sucesora del criticado Salvini, principalmente por sus políticas migratorias y de seguridad, será una mujer funcionaria, exdelegada del Gobierno en Milán, Luciana Lamorgese. Nadie podrá hablar de una revancha contra su predecesor, que sigue desplegando una gran actividad en las redes sociales. «(El nuevo Gobierno) no podrá escapar por demasiado tiempo del juicio de los italianos y dado que el tiempo es un hombre de bien al final venceremos nosotros», escribió Salvini. De momento, su popularidad entre los ciudadanos ha bajado entre tres y cinco puntos, según los distintos sondeos.

En todo caso, desde que hace una semana resultó claro que habría nuevo gobierno en Roma con una nueva mayoría, Defensa, Capitanería de Puerto y magistratura están actuando como si los polémicos decretos de seguridad de Matteo Salvini no existieran.