El reparto de la nueva cúpula de altos cargos de la Unión Europea, con la presidencia de la Comisión Europea a la cabeza, ha entrado este viernes en una nueva fase de negociaciones con una cena informal de trabajo que ha reunido a los seis coordinadores designados por las tres grandes familias políticas europeas que aspiran a repartirse los puestos clave de la UE: el croata Andrej Plencovic y el letón Krisjanis Karins por el Partido Popular Europeo (PPE), el español Pedro Sánchez y el portugués Antonio Costa por los Socialistas y Demócratas (S&D) y el holandés Mark Rutte y el belga Charles Michel por los liberales.

Un encuentro celebrado en Bruselas bajo la máxima discreción que evidencia lo delicado de la partida de póker en juego y lo abierta que está la cuestión. Prueba del interés del anfitrión por mantener la cena lejos de los focos mediáticos es que Charles Michel ha optado en esta ocasión por reunir a sus colegas en el Palacio de Egmont, un edificio emblemático y sede del Ministerio de Exteriores, al cual los líderes europeos pueden acceder directamente en coche sin pararse ante la prensa. Es más el único que ha hablado a su llegada ha sido el croata que espera aprovechar la cita conocer la posición inicial de cada grupo.

El objetivo sigue siendo cerrar el nuevo puzzle institucional en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del 20 y 21 de junio aunque los precedentes hablan por sí solos la segunda Comisión Barroso asumió el mandato con tres meses de retraso- y nadie descarta la convocatoria de una cumbre extraordinaria a finales de mes se menciona ya la fecha del 30 de junio- para desatascar un posible bloqueo. Todo el mundo es consciente de que esto tiene que ser rápido y hay interés en cerrarlo antes de verano pero no se cuanto tiempo tardaremos, reconocen desde uno de los Estados miembros.

LAS CARTAS ESCONDIDAS

De momento, las familias políticas siguen escondiendo sus cartas y su estrategia negociadora y mantienen sus posiciones. Habrá que ver donde se encuentran. No es fácil. Hay que buscar unos equilibrios, añaden las mismas fuentes. Los populares siguen cerrando filas con su cabeza de lista en las pasadas elecciones europeas, el alemán Manfred Weber, como candidato a suceder a Jean-Claude Juncker, y los socialistas con el holandés Frans Timmermans.

La persona elegida para presidir la Comisión Europea deberá ser refrendada por una mayoría cualificada en el Consejo -con apoyo de al menos 21 países- y una mayoría simple (al menos 376 votos) en el Parlamento Europeo. Populares y socialistas siguen siendo los dos partidos más relevantes pero una coalición a dos ya no basta y necesitan de un tercer grupo para sumar. Y aquí es donde entran los liberales que cuentan con la danesa Margrethe Vestager. Aunque el presidente de Francia, Emmanuel Macron, no ha mostrado públicamente su apoyo, la danesa asegura que contar con él.

Se trata de una partida en la que están en juego otros cargos y que España afronta sin candidatos a los puestos clave --presidencia del Ejecutivo comunitario y del Consejo Europeo-- pero con una creciente influencia de Madrid gracias al papel estelar de Pedro Sánchez en la familia socialdemócrata y en la mesa negociadora. El objetivo de España es tener a gente muy buena a la cabeza de las instituciones y gente que comparta nuestra idea de Europa. No necesariamente con pasaporte español, asegura un diplomático. Lo único que ha avanzado públicamente Sánchez es su objetivo de lograr una vicepresidencia y una cartera importante en la próxima Comisión Europea.