El brexit divide a los laboristas británicos, que celebran desde ayer en Liverpool su conferencia anual. Dirección y bases difieren sobre la estrategia de la salida de Europa. El 86% de los miembros del Partido Laborista, desea la celebración de un nuevo referéndum sobre el brexit, según una encuesta publicada por el periódico The Observer. Pero una nueva consulta no es lo que Jeremy Corbyn querría. «Nuestra preferencia va por unas elecciones generales y que podamos negociar nuestra futura relación con Europa. Vamos a ver lo que ocurre en la conferencia», señaló en una entrevista a la BBC. «Somos un partido democrático» añadió. Bajo una gran presión de la militancia, Corbyn prometió que asumirá lo que decidan los afiliados cuando se discuta la moción, antes del fin de la reunión el próximo miércoles. La pregunta que se someterá a los afiliados aún no está decidida.

La posición oficial de la cúpula laborista siempre ha sido respetar el resultado del referéndum del 2016 y seguir adelante con el divorcio. Las bases, tras dos años de negociaciones caóticas, reclaman un segundo referéndum. En los preparativos de la conferencia, la dirección se vio inundada con más de un centenar de mociones de las circunscripciones laboristas pidiendo la nueva votación, sea cual sea el resultado de las negociaciones con Bruselas. Un compromiso firme que figure en cualquier programa del partido.

De acuerdo con un sondeo de la firma YouGov, los laboristas podrían obtener en torno a 1,5 millones de votos extra, si apoyaran el segundo referéndum. La gente más joven son visceralmente antibrexit. También lo es el alcalde de Londres, el laborista Sadiq Khan, favorable a la segunda consulta, al igual que el alcalde de Manchester, Andy Burnham. Poner el brexit en manos de los ciudadanos cuenta también con el apoyo de varios sindicatos.

El partido estableció seis líneas rojas que no se pueden cruzar en la negociación con Bruselas y las mantiene. El número dos de la formación, Tom Watson, se mostró muy cauteloso. «El plan del brexit se debe votar en el Parlamento. Si ese voto fracasa, creemos que la primera ministra debe convocar una elección general, para que podamos solucionar los problemas sobre el acuerdo. Y si el parlamento no lo logra, quizá debamos dar el voto al pueblo». El ministro en la sombra de Finanzas, John McDonnell, y el responsable del brexit, Keir Starmer, no descartan la posibilidad de otra consulta, aunque no es lo que prefieren. En todo caso la pregunta en ese hipotético voto versaría sobre la forma de dejar la UE y no sobre anular el brexit.

Más poder para las bases / La otra gran batalla interna en la conferencia de Liverpool es la revisión de las normas sobre el funcionamiento del partido. Un conjunto de cambios para dar mayor poder a los miembros y las bases. «Los planes laboristas para la democracia deben empezar en casa» afirmaba el joven ideólogo de la izquierda radical, Owen Jones, en uno de sus últimos artículos en The Guardian. Ayer se aprobó una moción para hacer más fácil a los miembros locales del partido, el poder apartar del escaño a los diputados rebeldes. Actualmente un elegido en las urnas puede presentarse automáticamente a la siguiente elección. Pero después de los enfrentamientos entre Corbyn y algunos diputados laboristas, los corbynistas buscaban un mecanismo que facilitara su reemplazo. Hasta ahora para ese cese, hacía falta que así lo decidiera el 50% de los afiliados locales de los sindicatos y el partido. Ese porcentaje se ha reducido ahora al 35%.