Uno de los principales temores de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la crisis del coronavirus ha empezado a tomar forma. Nigeria ha confirmado un primer caso en sus fronteras. La irrupción del virus en el África subsahariana preocupa sobremanera porque significaría un desastre humanitario en países con estructuras sanitarias tan endebles que apenas podrían soportar el envite. El caso de Nigeria acerca un poco más este negro panorama.

Se trata de un hombre italiano que llegó a Nigeria, donde trabaja, procedente de Milán. Pasó dos días haciendo vida normal hasta que fue aislado tras pasar por la ciudad de Lagos. Las autoridades ya están trabajando para identificar a todas aquellas personas con las que el enfermo tuvo contacto a su llegada al país, el más populoso de África con cerca de 200 millones de habitantes.

Han pasado dos meses desde que la OMS alertara por primera vez de que una enfermedad estaba afectando a decenas de personas en la ciudad china de Wuhan, capital de la provincia de Hubei. Solo dos meses y el coronavirus ya campa, aunque a distintas velocidades, por los cinco continentes en un avance tan rápido como preocupante. A día de hoy, los puntos del mundo con una afección más importante son China, Corea del Sur, Irán e Italia.

A PUERTAS DE LA PANDEMIA

Tal es la envergadura de la crisis sanitaria, con su inevitable deriva económica, que la autoridad mundial de la salud ha estado a un tris de darle categoría de pandemia -transmisión mundial- pero, de momento, prefiere mantenerse en el estadio de epidemia -gran número de personas afectadas-. Los últimos datos apuntan a más de 82.000 casos confirmados en el mundo, con 2.747 muertos en el gigante asiático y 57 fuera. A día de hoy, un total de 49 países padecen, en distintos grados, los contagios.

Los expertos sitúan el origen de la propagación en un mercado de animales vivos en Wuham. El hecho de que Wuham, una ciudad con 11 millones de habitantes -más que Londres y Nueva York- sea hub de conexiones tanto a nivel interno como internacional hizo que el virus traspasara fronteras rápidamente pese a que la ciudad quedó cerrada a cal y canto. La evidencia de que China quiso silenciar inicialmente la envergadura de la crisis sanitaria queda patente en el hecho de que amonestó al médico que dio la señal de alarma y que, posteriormente, falleció a raíz del contagio.

Corea del Sur -13 muertos- e Irán -26- fueron los primeros países asiáticos afectados de importancia y continúan encabezando las cifras de contagio y de fallecidos fuera de China. Como ocurriera en Wuhan, han cerrado universidades y han cancelado grandes eventos, desde deportivos a culturales y religiosos. Japón ha cerrado todos los colegios durante, mínimo, un mes y ha declarado el estado de emergencia en una de sus regiones.

PLAN CONJUNTO EN EUROPA

Así como China está logrando reducir el número de contagios y calcula tener controlada la epidemia a finales de abril, Corea del Sur e Irán siguen aumentando su número de infectados.

Un punto de inflexión se produjo hace una semana cuando el coronavirus irrumpió con fuerza en Europa por la puerta del norte de Italia, donde se contabilizan 17 muertos. De ahí, circuló veloz a distintos países del continente: España, Francia, Reino Unido, Alemania, Países Bajos, Estonia, Bélgica, Rusia, entre otros. La Comisión Europea se prepara para poner en marcha una operación conjunta de compra de equipamiento médico de protección -desde mascarillas hasta guantes- con el objetivo de minimizar el impacto ante una posible desabastecimiento de recursos y material frente al virus.

Casi en paralelo, se registraban casos en Estados Unidos pese a que el presidente Donald Trump quitaba hierro a la crisis comparando el coronavirus con una mera gripe. En latinoamérica, se ha detectado un caso en Brasil y varios en México, aunque merece la pena destacar que las autoridades mexicanas han lanzado la alarmante predicción de que medio millar de personas podrían resultar afectadas.

Australia y Nueva Zelanda no quedan exentos del coronavirus. Tampoco Canadá. Los expertos apuntan un horizonte mínimo de 18 meses para obtener la vacuna.