«Me cuesta un segundo llevar a todos a unas elecciones (anticipadas) y convertirme en presidente del Gobierno». Matteo Salvini, vicepresidente del Ejecutivo y ministro del Interior, respondió ayer con su habitual estilo a la investigación que le ha abierto la Fiscalía de Agrigento por secuestro de personas, arresto ilegal y abuso de poder, por la retención de los 177 inmigrantes que se encontraban a bordo del barco militar italiano Diciotti, finalmente desembarcados en el puerto de Catania.

En Italia empieza una semana política caliente, no solo por la cuestión migratoria y las investigaciones judiciales contra el ministro, sino también porque con el regreso de las vacaciones los problemas temporalmente apartados vuelven sobre la mesa. Comenzando por el encuentro entre Salvini y Viktor Orban, el ultraconservador presidente y ministro del Interior de Hungría, previsto para este martes en Milán. El político magiar, políticamente cercano a la Liga de Salvini, se opone drásticamente a cualquier reparto de inmigrantes entre países de la Unión, precisamente cuando el político italiano es lo que reclama a la UE. Los parlamentarios de los indignados del Movimiento 5 Estrellas (M5S), que apoyan el Ejecutivo, han solicitado castigar a Hungría retirándole los fondos europeos, que deberían comenzar a llegar masivamente a partir del próximo año.

Luigi Di Maio, jefe político de los indignados y también vicepresidente del Gobierno, se ha apresurado a matizar que el encuentro de Salvini es político «y no institucional», mientras que para el martes se han anunciado varias manifestaciones y sentadas de protesta frente a la Delegación del Gobierno, donde tendrá lugar la reunión con Orban.

UN AÑO A OSCURAS / Los 137 inmigrantes que quedaban en el Diciotti, después de que por entregas descendieran 27 menores y un grupo de adultos, desembarcaron la noche del sábado. Las operaciones se realizaron de noche porque muchos de ellos llevaban hasta un año encerrados en Libia y a oscuras. Próximamente serán repartidos entre Irlanda, Albania (a cambio de apoyar su entrada en la UE) y unos 100 serán enviados a entidades católicas. Durante el bloqueo del barco, el papa Fancisco organizó varias reuniones que apuntaban a acoger a un centenar de inmigrantes en el Vaticano, aunque al final se decidió que se ocupasen de ellos los obispos. «Tenemos muchas estructuras vacías», hizo saber la Conferencia Episcopal Italiana (CEI). El Estado pontificio ya alberga a 13 familias de Siria. En el frente judicial, la Fiscalía de Agrigento (Sicilia), que abrió el primer sumario por el Diciotti, obligado a navegar durante 10 días por aguas del Mediterráneo, ha pasado la investigación al Tribunal de Palermo. Allí se formará el llamado Tribunal de Ministros, compuesto por tres jueces, que estudiará el sumario.

El objetivo de estos tribunales es garantizar a los políticos con cargos institucionales que no se les investiga por capricho, por lo que no entran en el caso en sí, sino que verifican que el sumario sea correcto. Al final, dicha corte comunicará su veredicto a la Fiscalía de Agrigento, la cual podrá o no proseguir las investigaciones. De prosperar, el caso pasaría al Parlamento para que autorizase el proceso. En Italia, solo en dos casos se ha llegado al procesamiento de ministros. «El fiscal no me para, los italianos están conmigo», repitió el ministro. «Salvini no tiene que dimitir, pero que no ataque a los fiscales», dijo su socio de Gobierno Luigi Di Maio, recordando la amenaza de no aportar a la UE la cuota de 20.000 millones anuales.