Las pruebas lingüísticas a las que se someten los solicitantes de asilo han dado origen a varias controversias en los últimos años

El joven tibetano

El servicio de migraciones alemán (BAMF) negó a un joven solicitante de asilo sus orígenes tibetanos, en base a un test lingüístico. El jóven tuvo que pasar tres años en el limbo de un centro para refugiados en Múnich, hasta que un segundo análisis hecho por un profesor de estudios tibetanos confirmara su origen, informa su abogada Gisela Seidler.

La mujer de Burundi

En 2007, una mujer de Burundi paso por un trámite de LADO en Holanda. El servicio lingüístico holandés, BLT, negó que fuera de Burundi. En el 2008, la empresa Studio De Taal lo confirmó en un contrainforme. Pero en el 2009, el BLT afirmó que era de Tanzania. Finalmente, la mujer consiguió hacerse con su acta de nacimiento que confirmaba su origen. La solicitud está pendiente de resolución, informa su abogado Arjan Jantse.

El adolescente norcoreano

En 2014 un adolescente solicitó el asilo en Suecia alegando ser norcoreano. El LADO llevado a cabo por Sprakab lo negó, alegando que era chino, lo que le exponía a ser devuelto a ese país aliado de Corea del Norte. “Recurrimos a una organización de norcoreanos en Corea del Sur, contrastamos todas sus declaraciones con imágenes satelitales…”, explica su abogado Arido Degavro. Finalmente, el juez ignoró el test de Sprakab y concedió el permiso de residencia. “En otros casos, no conseguí expertos [que confirmaran mi tesis], y a esa gente le negaron el asilo”, lamenta Degavro.

El adolescente sirio

Otro caso parecido sigue abierto en el Reino Unido, donde un adolescente que dice ser sirio fue clasificado por Sprakab como un kurdo de Irak. El joven solo tiene permiso de residencia para unos pocos meses más, según informa su abogado Stephen Medley-Daley.