La cumbre del G-20 terminó con el firme propósito de frenar elproteccionismo y sin medidas concretas. La fórmula asegura el olvido para Hangzhou. El balance habrá disgustado al presidente chino, Xi Jinping, quien había recomendado en la apertura que se aparcara la palabrería para grapar la cumbre a la historia. Sus colegas, sin embargo, han mostrado mucho más interés en las cuestiones geopolíticas dirimidas en las reuniones bilaterales.

“Apoyaremos los mecanismos del comercio internacional y nos opondremos al proteccionismo para revertir su caída”, dijo Xi en la clausura. También aludió a la necesidad de estimular el crecimiento no solo con medidas monetarias y fiscales sino con innovación. Los esfuerzos chinos en este campo ahora son innegables después de tres décadas volcando su economía en las manufacturas de escaso valor agregado. No hubo referencia a estímulos globales u otros mecanismos conjuntos porque la diferente situación de cada país lo impide.

Las menciones al proteccionismo llegan después del 'brexit' y cuandoDonald Trump en Estados Unidos y Marine Le Pen en Francia defienden tesis proteccionistas que en el pasado se llevaban con más disimulo. La nueva primera ministra británica, Theresa May, ha escuchado de sus habituales aliados comerciales como Estados Unidos o Japón que la salida de la Unión Europea no le saldrá gratis.

MODELO MÁS DEMOCRÁTICO

La directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, defendió un modelo económico más racional y democrático. “Necesitamos incrementar el crecimiento, pero este tiene que ser más equilibrado, más sostenible y que pueda beneficiar a más gente”, señaló en la cumbre.

El comunicado conjunto entre las 20 mayores economías del mundo incluye otros clásicos como la promesa de evitar la devaluación de las divisas para espolear las exportaciones o la de luchar contra la evasión de impuestos. El G-20 se creó para responder a la crisis financiera del 2008 con la intención de pactar estrategias a medio y largo plazo.