La guerra de Siria es una guerra de guerras. El régimen de Bashar al Asad, alauí, una rama de la confesión chií, combate contra los rebeldes del Ejército Libre de Siria, la mayoría sunís, y ambos por separado se enfrentan a grupos islamistas y a los yihadistas de Al Qaeda y del Estado Islámico. Los musulmanes radicales también combaten entre sí. A toda esta amalgama de fracciones hay que añadir las fuerzas externas, EEUU, Rusia, Irán, Turquía y países del Golfo, socios de combates de unos u otros. El conflicto armado de Siria, junto al de Irak, mantiene a la región en permanente estado de explosión.

A los frentes ya conocidos se añade el de los kurdos sirios, aliados de EEUU, en su lucha contra el EI. Hasta ahora, las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), las milicias kurdas sirias, habían mantenido un pacto de no agresión con el Ejército sirio de Al Asad. Pero el pacto no escrito se ha roto esta última semana y se ha abierto otro frente de guerra

Aviones de combate sirios han atacado posiciones del YPG en la ciudad de Hasaka, ciudad situada al noreste del país, no lejos de la frontera con Turquía. Una parte de la ciudad está en manos de las milicias kurdas, y la otra, de las tropas de Al Asad. Los ataques aéros han causado la muerte de al menos 41 civiles, entre ellos varios niños, y ha forzado la huida de miles de personas de la ciudad.

Según Rami Abdulrahman, del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), los enfrentamientos empezaron al principios de las semana pasada cuando soldados del régimen de Damasco detuvieron a un buen número de jóvenes kurdos, lo que provocó que fuerzas del YPG avanzaran hacia posiciones defendidas por el Ejército de Al Asad y tomaron el control de amplias zonas del barrio de Az-Zuhur, tras duros enfrentamientos con la milicia progubernamental Defensa Nacional.El Ejército sirio ha acusado a las fuerzas kurdas de haber cercado la ciudad de Hasaka con el fin de hacerse con el control de toda la urbe.

SISTEMA FEDERAL

Las YPG controla gran parte del norte del país, región que los kurdos sirios denominan Rojava y que esperan convertir en un territorio propio a imagen y semejanza de sus vecinos kurdos iraquís, que de hecho controlan y gobiernan un amplio territorio como si fuera un estado independiente de Bagdad. De hecho, el pasado 17 de marzo, los kurdos declararon unilateralmente un sistema federal en estas zonas, decisión que fue rechazada por el Gobierno de Damasco y la Coalición Nacional Siria (CNFROS), la principal alianza opositora.

La intervención de los aviones de combate siros, dos SU-24s, tuvo una inmediata reacción de Estados Unidos que en esa zona tiene desplegados efectivos de las fuerzas especiales que, formalmente, participan como asesores de las milicias kurdas en su combate contra el EI. Para repeler el ataque, el Pentágono envió por su lado varios cazas, aunque cuando llegaron los aparatos sirios se habían desaparecido del lugar. "Esto se hizo como una medida para proteger a las fuerzas de la coalición. Dejamos claro que la fuerza aérea de Estados Unidos defendería a las tropas sobre el terreno si son amenazadas", afirmó el capitán Jeff Davis, portavoz del Pentágono, en declaraciones recogidas por medios estadounidenses.

En este frente,además de EEUU interviene también Turquía que acusa las YPG de apoyar al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), enemigo histórico de Ankara. "Turquía tendrá un papel muy activo en el conflicto sirios en los próximos seis meses", dijo el primer ministro turco, Binali Yildirim. "No vamos a permitir que Siria sea dividida por etnias. Eso para Turquía es esencial", añadió. El Gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan, teme que la consolidación de los kurdos sirios en el norte del país de alas al PKK. En esta guerra, loa turcos también han bombardeado posiciones de las YPG.

También en la zona norte del país, pero esta vez en el oeste, cientos de efectivos de las fuerzas rebeldes del Ejército Libro de Siria se preparan para dar el asalto final a la ciudad de Jarablus, que está bajo el control del Estado Islámico.