U na malévola red de líderes demócratas, multimillonarios y actores de Hollywood se dedica a secuestrar a niños para torturarlos, violarlos y beberse su sangre. Adoran a Satán y están protegidos por las cloacas del Estado y sus lacayos en los medios. No son presa fácil. Hillary Clinton, el papa Francisco, Barack Obama, George Soros, Tom Hanks, Oprah Winfrey o Bill Gates mueven los hilos de esta logia de traficantes de niños. Pero gracias al coraje de un hombre tienen los días contados. Donald Trump está librando contra ellos una batalla secreta para encerrarlos en Guantánamo y pasarlos a cuchillo con la ayuda de legiones de sacrificados patriotas. No es el guion de una mala película, sino el relato aproximado de la última gran conspiración que ha calado en el partido que dirige los destinos de Estados Unidos.

La teoría de QAnon (pronúnciese kiu-a-non) nació en las alcantarillas de internet a finales del 2017, incubada en foros como 4chan y 8chan , utilizados por la extrema derecha. Pero no ha tardado demasiado en incrustarse en el conducto sanguíneo del Partido Republicano. Banderas, camisetas y eslóganes del movimiento proliferan en los mítines de Trump. Desde «Salvemos a nuestros niños», a «Hollywood se come a los bebés» o «donde uno va, vamos todos». Lejos de distanciarse de esta delirante paranoia que el FBI define como una «potencial amenaza de terrorismo interno», al menos 70 candidatos republicanos han apoyado en algún momento a QAnon o han promovido sus postulados, según ha documentado el portal Media Matters.

El martes invitó a la candidata al Congreso por Georgia, Marjorie Taylor, a asistir a su discurso de aceptación en la convención. Taylor ha dicho que la presidencia del neoyorquino es «una oportunidad única para deshacerse de esta organización satánica de pedófilos» y está llamada a ser la primera abanderada de QAnon en el Capitolio tras su reciente victoria en las primarias de un distrito muy conservador. Trump celebró su hazaña describiéndola como «una futura estrella republicana».

En Washington pocos se están tomando a broma este movimiento de masas. Todo empezó con un post publicado en 4chan a finales del 2017 bajo el título La calma antes de la tormenta , que daba a entender con un lenguaje críptico que Trump habría sido enviado por no se sabe quién para destruir una suerte de sociedad secreta incrustada en las instituciones y controlada por las élites globales y demócratas para traficar con niños. Lo firmaba Q, un individuo anónimo que ha querido dar a entender que se trataría de un militar o un espía con acceso a material clasificado. El desvarío dice que esas élites buscan el adrenocromo de los niños, un compuesto químico de la hormona de la adrenalina que según la leyenda prolongaría la vida de quien lo ingiere. H