En la primera carrera de Donald Trump a la Casa Blanca uno de los gritos que proferían sus seguidores en sus mítines era «¡enciérrala!», una llamada a encarcelar a Hillary Clinton. También «¡construye el muro!», un clamor tras el que latía la xenofobia arengada con la demonización y criminalización de los inmigrantes. Ahora que el mandatario busca la reelección el 2020 no esconde su determinación por arengar a sus bases con más dosis de xenofobia y racismo. En un mitin en Carolina del Norte este miércoles, a cuatro días de poner en marcha una campaña de ataques a cuatro congresistas progresistas que no son blancas, Trump los ha redoblado. Y cuando habló concretamente de una de las demócratas, la representante de Minessota Ilhan Omar, la respuesta de los asistentes fue un coro repetido: «¡Devuélvela!». Omar nació en Somalia y llegó hace casi tres décadas como refugiada. Es ciudadana estadounidense.

Pese a haber sido repudiado el martes con una resolución de condena de sus mensajes «racistas» aprobada por la Cámara baja y aunque ha generado repulsa tanto en buena parte de EEUU como internacionalmente, Trump demostró en el mitin que considera una estrategia electoral ganadora mantener vivos los ataques a Omar así como a Alexandria Ocasio-Cortez, Rashida Tlaib y Ayanna Pressley, a las que también criticó una a una, logrando abucheos entre los asistentes. Y va más allá de lo personal, aunque las cuatro mujeres sean sus víctimas directas.

Su ataque a las congresistas conocidas como «el escuadrón», y el protagonismo que les hace tener, son puertas para que Trump denuncie la supuesta radicalización del Partido Demócrata. En el mitin, el presidente repitió frases de los últimos días como «no aman el país y en algunos casos creo que lo odian» y animó a sus seguidores con instrucciones como «si no les gusta, decidles que se vayan», a las que los presentes en East Carolina University respondían con gritos de «¡marchaos!». Ayer, preguntado por qué no detuvo los gritos contra las congresistas, dijo: «Creo que lo hice, empecé a hablar muy rápido». Pero la realidad es otra y es fácil comprobar en los vídeos del acto cómo el presidente tardó 13 segundos en volver a tomar la palabra, dejando chillar a la masa.

Antes del mitin, el presidente hizo unas declaraciones que no dejan duda de lo que pretende. Se mostró convencido de que está «ganando la batalla política» y aseguró que el Partido Demócrata «va tan a la izquierda que caerá por un barranco».«Estoy disfrutando de la pelea».

La campaña anunció el acto para este miércoles poco después de que se anunciara que el mismo día comparecería ante el Congreso el fiscal especial Robert Mueller, en un claro esfuerzo para contraprogramar esa comparecencia, aunque el testimonio de Mueller acabó posponiéndose hasta la semana que viene. El mitin, no obstante, coincidió con una votación en el Congreso donde se ha frenado la primera acción demócrata para intentar iniciar un proceso de impeachment, un esfuerzo que fue puesto en marcha por el congresista demócrata de Tejas Al Green precisamente citando, entre otras razones, los insultos racistas de Trump.

Esto no significa ni mucho menos que no puedan tomarse otras acciones más adelante, o por otras razones. Aunque 137 demócratas han votado con los republicanos, otros 95 apostaron por mantener viva la iniciativa.