Boris Johnson se metió ayer en una cámara frigorífica, huyendo de un conocido periodista de televisión que trataba de entrevistarle. La huida, en una central lechera de Yorkshire, estaba siendo retransmitida en directo en el matinal de televisión Buenos días Gran Bretaña de Piers Morgan. Johnson quería evitar en el último día de campaña un traspié similar al de la foto del niño en el hospital en el móvil. Otro incidente que pudiera restarle los votos que necesita desesperadamente.

La victoria del Partido Conservador se da como segura, pero lo que nadie sabe es si Johnson tendrá mayoría para gobernar. Un último sondeo de YouGov el martes por la noche, apuntaba a una mayoría de 28 escaños, un margen que se ha reducido. Hace dos semanas, en otro sondeo de la misma firma, el avance sobre los laboristas de Jeremy Corbyn era de 40 escaños. Ahora, los tories ganarían con 339 diputados (43%), los laboristas se quedarían en 231 (34%), los liberales en 15 (12%) y en 41 (3%), el Partido Nacional Escocés.

Los laboristas acortan distancias y los escaños de los conservadores pueden fluctuar dramáticamente. De ir a la baja podrían quedarse en 312, sin alcanzar los 326 escaños que suponen la mayoría, pero podría ocurrir lo contario y alcanzar una mayoría rebosante de 367 diputados.

Esa diferencia tan marcada, que lo decide todo, se debe al sistema británico de mayoría simple.

El candidato que más votos saca en cada una de las 650 circunscripciones en que se divide el país, gana el escaño. El resto de los votos a otros partidos no sirve para nada. La posibilidad de acabar con un Parlamento sin mayoría es la opción más temible para el mundo económico. La libra sufrió una caída inicial de la que más tarde se recuperó.

EL VOTO TÁCTICO / Un puñado de distritos marginales, donde la diferencia entre los dos principales rivales es mínima, va a decidir la elección. De ahí el último esfuerzo de los líderes en estas zonas, y el llamamiento para votar tácticamente. Mientras los brexiters están unidos detrás de los conservadores, los proeuropeos se hallan divididos, algo que puede terminar beneficiando a los tories.

Los Liberal Demócratas, el tercer partido británico y el más rotundamente a favor de permanecer en Europa, no ha logrado el peso que al principio de la campaña se esperaba. Su líder, Jo Swinson, se ha equivocado de estrategia al jugar la carta del segundo referédum, e incluso de pretender derogar el artículo 50, algo que se ha visto como antidemocrático.

En algunos distritos pueden terminar incluso favoreciendo a Johnson. Es el caso de Kensington en Londres, una de las zonas más ricas del país, donde sin embargo hay bolsas de pobreza, como el entorno de la tristemente célebre torre de Grenfell. Kensington siempre fue un escaño conservador, pero en el 2017 los laboristas lo ganaron por 20 votos. En este último sondeo vuelven a llevar ventaja, pero solo de 2 puntos. Los que se oponen al brexit y a Johnson están pidiendo que se apoye a la candidata laborista y no se desperdicie la papeleta con los liberales.

En el último día de campaña, por los cuatro rincones del país, Johnson repitió que un Parlamento en minoría supondría «más divisiones, más retrasos y más bloqueos». Corbyn volvió a poner la sanidad pública en el centro de un sinfín de mítines, que comenzó en Glasgow y acabó en Londres.