El brexit aún no se ha consumado pero la sociedad británica ya está pagando el coste. El crecimiento económico del Reino Unido se ha estancado desde el referéndum, en junio del 2016. La incertidumbre y la preocupación por el empleo ha llevado a un declive en el consumo. Algunos servicios, como la sanidad pública (NHS), se están viendo seriamente afectados por la marcha del personal de la Unión Europea. La fuga de cerebros afecta también a las universidades. La crisis ha golpeado de lleno al sector del automóvil y el brexit amenaza los vínculos de la City y el hasta ahora poderoso sector financiero británico con la UE.

De acuerdo con el Instituto de Estudios Fiscales (IFS), en los últimos tres años la caída del Producto Interior Bruto británico (PIB) ha sido de entre el 2,5% y el 3%, con una pérdida de entre 55.000 y 66.000 millones de libras (entre 65.000 y 78.000 millones de euros). «Sospechamos que el Reino Unido ha perdido casi completamente el combate del crecimiento global, que normalmente hubiera incentivado las exportaciones y las inversiones», señala el documento. El brexit ha supuesto «un enorme daño» para el sector privado de inversión con una caída del 20%.

Menos inversiones

Aunque la economía no ha entrado técnicamente en recesión, el crecimiento del último año es el más débil en casi una década y el de las inversiones, el más bajo de entre todos los países del grupo del G7. «Permanecer en la UE hubiera sido lo mejor para el crecimiento», concluye el IFS. En cuanto al consumo, «se ha visto una ralentización en todas partes, en el mercado laboral y en el consumo», afirma Ian Stewart, de la auditora Deloitte.

La NHS, que tanto preocupa a los ciudadanos, ha perdido desde el referéndum más de 10.000 empleados comunitarios, incluidas 5.000 enfermeras. Algunas zonas de Londres, Oxford y Bristol son las más afectadas. Durante ese periodo, el número de enfermeras procedentes de la UE solicitando trabajo ha caído en un 87%, según el Consejo de Enfermería y Obstetricia.

El futuro es preocupante. Varios análisis concluyen que cualquier opción para el brexit será peor que seguir en la UE.

Y el acuerdo de Boris Johnson ni siquiera es el mejor. Su pacto costará más a los británicos que el de Theresa May. Chris Giles, del Financial Times, estima que el acuerdo de Johnson supondrá para cada persona del Reino Unido una pérdida media de 2.000 libras anuales (2.375 euros).

El Instituto Nacional de Investigación Económica y Social dice que con el plan de May el PIB hubiera sido un 3% más bajo, que si el Reino Unido continuara en la UE. Con el de Johnson esa caída sería del 3,5% y del 5,6% si no hubiera acuerdo, la peor opción. «¿Estamos olvidando completamente lo que una malísima elección del brexit significa a largo plazo para nuestro país?», se pregunta el exjefe del Foreing Office, Simon Fraser.