La justicia de Estados Unidos intenta que no zarpe al petrolero iraní que estuvo retenido por el Reino Unido durante más de un mes en Gibraltar y que fue liberado este jueves. Un tribunal ordenó la captura e incautación de la nave Grace 1 a la que acusa de violar las sanciones contra Teherán. Además de la incautación del carguero, el tribunal federal estadounidense también solicitó la confiscación del petróleo que lleva en carga. Al cierre de esta edición, el carguero no había abandonado Gibraltar.

El Gobierno de Estados Unidos acusa al petrolero de haber asistido a la Guardia Revolucionaria -considerada un grupo terrorista por Washington- en el transporte de crudo a Siria.

El Grace 1 fue interceptado y abordado el 4 de julio cerca de la costa de Gibraltar ante las sospechas de que transportara crudo a una refinería de Siria, país sujeto a sanciones de la UE, pero las autoridades iranís negaron que se dirigiera al país árabe. Gibraltar liberó al carguero tras recibir garantías de Teherán de que el crudo no será desembarcado en Siria. También pusieron en libertad a su capitán, de nacionalidad india, y a su tripulación, entre los que hay indios, paquistanís y ucranianos.

La captura del Grace 1 causó un conflicto diplomático entre el Reino Unido e Irán, que calificó el hecho de «acto de piratería marítima» y advirtió de que su país respondería «en el momento apropiado». Días después, Irán capturó en el estrecho de Ormuz al petrolero británico Stena Impero, que aún no ha sido liberado. Ormuz es un paso entre Irán y Omán por el que cruza una quinta parte del petróleo mundial y que las autoridades iranís han amenazado con bloquear si las sanciones de Estados Unidos les impiden exportar su crudo.

El incidente con los cargueros se engloba dentro de un clima de tensión entre Teherán y Washington por las sanciones impuestas por el Gobierno de Donald Trump tras su abandono del pacto nuclear con Irán.