Estados Unidos va camino de sufrir el peor invierno de su historia moderna si no toma medidas adicionales contra el coronavirus. Ese es uno de los mensajes que ha transmitido este jueves en el Congreso el exdirector de su agencia de vacunas, Rick Bright, cesado el mes pasado por Donald Trump ante las reticencias del inmunólogo a promocionar los tratamientos contra el Covid-19 publicitados como una cura milagrosa por el presidente. Bright volvió a acusar a las Casa Blanca de haber ignorado a principios del año sus advertencias sobre la gravedad de la crisis y la necesidad de hacer acopio de material para proteger al personal sanitario. Un testimonio que ha puesto de nuevo en evidencia el abismo que existe entre las posturas de Trump y las recomendaciones de sus científicos.

Si no somos capaces de desarrollar una respuesta coordinada de ámbito nacional y basada en la ciencia, esta pandemia empeorará y se prolongará notablemente, causando un número de enfermos y muertos sin precedentes, dijo Bright ante uno de los subcomités del Congreso. Su testimonio llega solo dos días después de que los principales expertos médicos de la Casa Blanca cuestionaran también los mensajes edulcorados del presidente, que lleva semanas animando a los estados a que se salten los criterios de desescalada de su propia Administración para reabrir sus economías, algo que han empezado a hacer casi todos los estados. Solo 14 de ellos acumulan 14 días de descenso de los contagios, según el último análisis de Reuters.

Como ya hizo el doctor Anthony Fauci esta semana, Bright trató también de enfriar el optimismo que existe en torno al hallazgo de una vacuna contra el Covid-19 en tiempo récord. Mi miedo es que, si nos damos demasiada prisa y nos saltamos pasos críticos, no tengamos suficientes certezas sobre la seguridad de la vacuna, afirmó el exdirector de la Autoridad de Desarrollo e Investigación Bioquímica Avanzada (BARDA, de sus siglas en inglés). Sigo pensando que el calendario de 12 a 18 meses es agresivo. Vamos a tardar más tiempo en conseguirlo. La Casa Blanca trato de refutar sus opiniones con un documento donde expresa la realidad sobre el estado de la epidemia, mientras Trump atacaba a Bright en las redes presentándolo como un empleado despechado, con pocos amigos o respeto entre la gente con la que he hablado.

Bright es para muchos un héroe, otro científico que se ha jugado el puesto para contrarrestar la propaganda de la Casa Blanca. A principios de mes presentó una queja formal afirmando que había sido relevado del cargo por priorizar la ciencia y la seguridad sobre los intereses políticos, como la insistencia de Trump en vender la cloroquina y sus derivados como una suerte de panacea contra el Covid-19 cuando su efectividad como tratamiento estaba lejos de haber sido demostrada. En esa queja también denunció que el Departamento de Salud le presionó para que comprara medicamentos y productos sanitarios a compañías ligadas políticamente a la Administración Trump.