La sangría laboral del coronavirus en Estados Unidos puede haberse frenado ligeramente pero no se detiene. Según los últimos datos del Departamento de Trabajo facilitados ayer, casi tres millones de estadounidenses se sumaron en la última semana a las listas del paro, con lo que la cifra total en los dos últimos meses de nuevos desempleados es ya de más de 36 millones de personas.

La situación real es peor aún de lo que indican los números, pues la avalancha de reclamaciones tiene atorados algunos sistemas estatales. Un sondeo realizado para The New York Times a principios de mes, por ejemplo, ha mostrado que más de la mitad de quienes han pedido prestaciones de desempleo no han tenido éxito. Y según el análisis del diario, trece estados todavía no han puesto en marcha el programa de ayuda que estableció el Congreso para trabajadores como freelancers o empleados de la mal llamada «economía compartida» que habitualmente no pueden solicitar las prestaciones.

Los números generales tampoco subrayan uno de los aspectos confirmados de la crisis: los más golpeados por el desempleo son los más vulnerables. Y este último extremo lo subraya la Reserva Federal en un informe, del que el miércoles avanzó un dato el presidente del organismo, Jerome Powell, en un discurso en el que alertó de una crisis «sin precedentes modernos» y que ha causado «un sufrimiento difícil de expresar en palabras»: el 40% de quienes perdieron el empleo en el mes de marzo, por ejemplo, viven en hogares que ya antes de la crisis ingresaban menos de 40.000 dólares anuales.

INFORMACIÓN PRIVILEGIADA / La sombra de la sospecha de que el senador republicano Richard Burr usó información privilegiada sobre el coronavirus para sacar ilegalmente tajada en operaciones bursátiles se acaba de alargar considerablemente. El miércoles Los Angeles Times reveló que el FBI, con una orden judicial y en una operación en Washington, había requisado el móvil del senador de Carolina del Norte y este jueves Mitch McConnell, líder de la mayoría conservadora en el Senado, ha anunciado que Burr abandona la presidencia del poderoso comité de Inteligencia de la Cámara Alta.